Respuesta: RAIMI
(
Spider-man 2, 2004)
El cine de superhéroes, en muchos casos, destaca por su carencia de guión y basarse única y exclusivamente en un cúmulo de situaciones rocambolescas que servían para dar pie a una ristra de acciones, efectos y peleas sin sentido que una vez finalizadas no daban para mucho más. Spiderman 2 podría ser una de las pocas excepciones donde la acción, aún siendo una parte importante (y una de las mejores muestras de que el buen trabajo se percibe nada más verlo), no es lo más imprescindible.
Aquí hay una historia con motivos, sentimientos y emociones, todo a partes iguales. Y aunque siempre me ha parecido que Tobey McGuire nunca fue un excelente Peter Parker (su forma de actuar y sus dotes interpretativas siempre las he tenido en una duda constante) dentro de lo malo se perciben en cada una de sus acciones. Es comprensible que un superhéroe no debería tener familia ni allegados pues está claro que cualquier desaprensivo villano que se precie como tal atacará donde más duela. Y en eso se basa todo el eje central y fundamental del guión de esta secuela (mejor que la primera entrega e indiscutiblemente que la tercera).
Pero no todo se basa en un amor imposible. Aún hay más y eso es lo mejor de la saga Spiderman (aunque la tercera entrega deberían haberla perfilado muchísimo más). Es la realidad cotidiana de un chico con sus problemas, sus dudas, inquietudes y vivencias. Aderezándolo todo con un vibrante, rítmico e incesante cúmulo de acciones en pos de servir a su país venciendo al mal. Y para ello metemos en la cocktelera a uno de los mejores villanos de los superhéroes llevados a la gran pantalla y el mejor de toda la trilogía.
Alfred Molina es y será para los restos de los tiempos Doctor Octopus. Por una sencilla razón: es humano y a la vez es un mad doctor de primera. Ayudado por esos tentáculos mecánicos que son increíblemente creíbles, dotándolos de vida propia y de un carácter amenazador su villanía radica en una dominación a escala pequeña ¡en pos de la ciencia! (claro que, ¿no empiezan así casi todos?). Pero lo mejor de todo es su redención, su forma drástica y letal de querer enmendar la situación. Pocos villanos contienen a partes iguales mitad humano mitad monstruo que luchan contra sí mismo. Pero no vayamos a engañarnos, aún y así, lo que más interesa de él es su actuación ante la acción. Su llegada (acompañada siempre de ese estruendoso retumbar, casi deudor del T-Rex de Jurassic Park) es el inicio de las mejores escenas de acción vistas en las películas de acción.
Increíble la escena del hospital: terror en estado puro y sin ápice de sangre (entiendo que para todos los públicos), o las dos que implican la pelea contra Spiderman en lo alto del edificio del reloj. Pero si hay una que destaca por encima del resto y demuestra que es, quizás, la mejor de la saga es la pelea en el tren. Ritmo endiablado, un ritmo enérgico, un desenfreno constante y encima bien plasmado y terminado. Nunca Spiderman había tenido un villano tan creíble y a la vez tan temible. Todo aderezado a la perfección por una apoteósica BSO, un lujo para los oídos.
Pero lo mejor de la película es que cuando la acción cesa la película no decae, no se apaga sino todo lo contrario. Queremos saber si Peter va a dejar de ser un tío tan patético, quien según qué momentos ralla el capullismo integral diciéndole a Mary Jane todo lo que debe decir. Ahí radica la grandeza de la película. Si encima le añadimos que su amigo Osborne (un James Franco incómodo) da juego para convertirse en el nuevo duende verde tenemos un juego perfecto.