Retro Recreativas miticas de todos los tiempos

DeBilbao, esas mismas las caté en persona... y son unos añitos menos... :juas


Asteroids... en la sidrería (ahora cerrada) frente a mi domicilio, de camino al cole...
Defender... en un bar de los 60, modernillo, pero que tenía la máquina y una mesa de billar en un sótano, con una escalera roja enmoquetada... no nos dejaban ir solos...
Moon Cresta,... la de monedas que habré gastado... en la sala de recreativos...
Space Invaders, en un chigre de pueblo en Salas, en mitad del monte, donde no había ni gente. Allí estaba, sorprendente, mi primera vez, con ella me desvirgué.


:hola
 
No es exactamente una máquina recreativa pero...

Libro para nostálgicos. Me lo regaló mi mujer estas Navidades y es una pasada:

1001_videojuegos_1.jpg


Desde los años 70 hasta la actualidad. Toda la evolución de los videojuegos en infinidad de plataformas, incluidas, por supuesto, máquinas recreativas.

Muy recomendable

Un saludo
 
A mi me gusta mucho el canal de youtube de saigononindou, es un español bastante majete y le pega mucho, es capaz de terminarse el Ghost´n goblins de recreativa con las 2 vueltas de rigor con una sola vida, es un crak tiene videos y videos para pasar la tarde

A ver quien es capaz de hacer esto y asi de paso sabeis de donde sale el nombre de saigononindou
SAIGO NO NINDOU 最後ã®å¿é“ NINJA SPIRIT GAMEPLAY EXPERT MODE - YouTube

Impresionate gameplay del dificilisimo Blazing Star ( como el dice un Choter de naves )
BLAZING STAR ARCADE GAMEPLAY ONE CREDIT ALL - YouTube

Tribute a capcom cps1, el tema musical se llama Black Blade y es de Two steps from hell
CAPCOM CPS1 TRIBUTE - YouTube

Mi matamarcianos favorito es una gozada ver jugar a este tio
ARMORED SCRUM OBJECT - YouTube
 
En realidad Blazing Star tiene una curva de aprendizaje muy buena. Las dos primeras fases son bastante asequibles y a partir de ahí va subiendo el nivel poco a poco hasta, efectivamente, cotas infernales.

Los que si que eran chungos en Neogeo eran el Pulstar o el Viewpoint. ¡Menudos huesos! :sudor
 
Ostras don Saigo, que gusto tenerle por aquí :hail Muy fan de sus intervenciones en los podcast retro, eminencia.
 
Saigo es DIOS, ya ya está. :hail

Un placer verlo por aquí paisano andaluz, le sigo en su canall y por varios podcast, cómo no.

Un saludo!
 
Historias de recreativos: El gitano del RoboCop

Mi infancia me recuerda a Cinema Paradiso; si sustituimos el cine por unos recreativos, a Alfredo por el gordo con riñonera que te daba el cambio, y las fantásticas composiciones del maestro Morricone por temas de Camela y del Máquina Total.

Sinceramente, estos recuerdos me generan una gran nostalgia. Los recreativos o "las máquinas", como yo los llamaba, eran un antro de mala muerte, caldo de cultivo de enfermades por descubrir, y la famosa "universidad de la calle" de todos esos que ahora lo tienen puesto en su formación en Facebook. Aunque diría que tiene más caché que haber estudiado en la UCAM. Si existieran a día de hoy, a mí me daría miedo entrar ahí. A mí, y seguramente al ejército de los Estados Unidos también, pero entonces era un crío que no se daba cuenta de lo que sucedía alrededor, solo me importaba jugar; y además, se trataba de un ecosistema muy particular donde socializar con la excusa del vicio. Es una pena que las nuevas generaciones se hayan perdido esta maravillosa época, donde las nuevas tecnologías y los quinquis se fusionaban.

Allí pasé muchas tardes desde los 7 a los 12 años aproximadamente. Jugaba, conocía gente, me hacía con las reglas del sitio, su propia jerga, el olor a chotuno, los tipos de individuos que los visitaban y cómo no, las cientos de anécdotas que podían ocurrir en tan pintoresco lugar. La historia que viene a continuación está basada en hechos reales.



Era una tarde como cualquier otra, y a pesar de no tener dinero decidí acercarme para mirar. Yo era de los que disfrutaban viendo cómo jugaban los demás; algo que también me permitía aprender nuevas técnicas que luego pondría en práctica.

Al rato de estar allí se acercó un gitano que conocía de vista. Nunca supe el nombre de ninguno. Para mí eran gitano1, gitano2, gitano3...etc, excepto uno que era el gitano bizco, al cual no hacía falta numerar. Obviamente, nunca los llamé así en su cara, al menos si quería seguir comiendo turrón duro con mis propios dientes. Del mismo modo, ellos tampoco sabían los nuestros. Nosotros para ellos éramos "tú", "primo" y "dame cinco duros".
Tras saludarnos me preguntó si jugábamos a algo. Mi cabeza lo tradujo como: saca dinero, dámelo, y si veo que tal, quizá hasta te deje mirar. Le dije la verdad. A lo que él respondió: "no te preocupes, te invito yo" (te invito yo, te invito yo, te invito yo..., se supone que aquí es cuando resuena varias veces la frase con eco y un fade out al final).
Mi cara era un poema. Estaba esperando que en cualquier momento apareciera Juan y Medio con un ramo de flores, me abrazara y me dijera que era una inocentada, y que aquel gitano era en realidad Arévalo disfrazado como gancho. Se rumorea que originalmente Hércules sólo tenía que llevar a cabo un trabajo: que un gitano lo invitase a una partida. Viendo que era algo imposible, se lo cambiaron por doce recados más asequibles, como capturar a Cerbero o matar a la Hidra.

Mientras me reponía del shock, él me preguntó a qué jugábamos. Viendo que la cosa iba en serio, le propuse jugar al RoboCop 2 de Data East. Aunque parezca extraño se podía jugar a dobles, ya que había dos RoboCops disponibles.
Antes de echar el dinero (todavía seguía mirando de reojo por si aparecía Juan y Medio) me preguntó qué player (jugador) quería ser. Me sorprendió mucho el detalle. Una regla no escrita de los recreativos es que quien echa el dinero, siempre es el primer jugador. Le cedí a él ser el protagonista, ya que era lo más justo.
Aunque conocía el juego y no se me daba mal, yo me temía lo peor: que hiciera lo que le diese la gana, se le acabase el dinero rápidamente y me echara la culpa a mí. Como los políticos, aunque estos lo hacen con TU dinero. Pero lo que sucedió a continuación fue algo más propio del realismo mágico que de un recreativo de mala muerte: el grado de compenetración que tuve con el gitano no lo he tenido con nadie en mi vida. Puede que lleve 50 años casado y me entienda menos con mi mujer que con aquel tipo.


Él era consciente de que yo estaba más familiarizado con el juego que él y me hizo caso en todo. Sabía colocarse perfectamente, cuando cubrirme las espaldas, era habilidoso y también un buen estratega. Me llegó al alma cuando apareció energía, le dije que la tomase porque iba peor que yo y me respondió: "no, cógela tú que le darás mejor uso que yo". Estaba claro que de haber sido una bicicleta no hubiera dicho lo mismo.
Un detalle curioso es que él iba comentando la partida con todo tipo de observaciones muy ocurrentes como: "ven aquí que te viá pelá" (dirigido a un punky y obviando el mullet que él mismo llevaba), "¡ay!, que se te cala el coche payo" (cuando tienes que detener la furgoneta). La cuestión es que si tuviera un canal de Youtube sería la persona con más suscriptores del universo.
Me llamó mucho la atención la admiración que parecía profesarle a RoboCop. Pensándolo seriamente, de existir en la vida real, no sería algo recíproco. Es más, probablemente le metería varios balazos entre ceja y ceja. Ni "modo arresto" ni ná. Y puede que para mí también hubiera caído algo por estar jugando con él.
Poco a poco fuimos avanzando y se nos unían curiosos y espectadores para contemplar a aquella pareja que se entendía tan bien. Yo me lo estaba pasando pipa, al igual que todos los presentes, pero nada es eterno y llegó el momento fatídico en que lo mataron. Me dolió más que si hubiéramos combatido codo con codo en Vietnam. No veía el momento de informar a la pobre madre y a todos los primos de la desgracia. "Señora, su hijo ha caído en combate pero murió como un héroe". El detalle de que había pagado él prefería omitirlo. Ya había bastante dolor en esa familia.

Justo en ese momento le tocaba poner sus iniciales y observé como se quedaba petrificado mirando esos símbolos extraños. Se reincorporó, pulsó los botones sin pensar e introdujo AAA. Los listos dirán que no sabía ni leer. Yo quiero creer que se llamaba Amador Álvarez Alonso.
Le pregunté si quería seguir con mi crédito. Me contestó que no, "que esa era mi partida". Esa frase me llegó al corazón. En aquel instante empezó a jalearme y vitorearme. Me sentí más arropado que nunca. Tenía que darlo todo por él. Quizá era el dinero de otro chaval, al que se lo había "tomado prestado" antes de hablar conmigo, pero había decidido apostar por mí.
Lamentablemente no conseguí acabar el juego, aunque llegué bastante lejos. Al acabar la partida nos miramos fijamente. Una mirada de afinidad, de trabajo bien hecho. Un destello salió de su ojo (aprovecho para recordar que este NO era el gitano bizco). Estrechamos la mano. En ese momento nos habíamos convertido en jugadores de sangre. Éramos la pareja perfecta.
Muchos os preguntaréis si volvimos a jugar después de aquella experiencia. La respuesta es no. ¿Por qué? Porque yo nunca lo invité a él. En realidad, el verdadero gitano de esta historia SOY YO. Este giro de guion no os lo esperabáis. Coincidimos algunas veces más, nos saludamos, charlamos pero nunca salió de mí devolverle aquel gesto.
Respecto a él, le perdí la pista hace mucho tiempo. Pero por lo que me han informado, parece que aquella partida le marcó para siempre. Ahora, al igual que RoboCop, es un héroe de metal. Él es RoboCobre.

 
A ver si me podéis ayudar con una recreativa que no encuentro.

Era de coches. Se veía desde arriba el coche y pasabas por varias categorías, primero conducías un coche turismo (tipo DTM), luego uno le mans y acababas con uno de F1. En las pruebas primeras incluso llovía y se hacía de noche con lo que se encendían los faros y solo veías lo que los faros iluminaban.

Estoy super pillado por saber su nombre. Ya que la recuerdo vagamente, pero no su nombre.
 
Hinomura, fantástica anécdota!! :hail

igoribon, ni idea sobre tu juego.
 
Totalmente de acuerdo con DeBilbao y WRC... mis días fueron otros...

añado unas cuantas miticadas también

Galaxian
Galaxian.png


Pole Position
pole-position-II-1.jpg




Donkey Kong Jr
donkey-kong-jr-4.jpg


Popeye
popeye-0.gif


Amidar (aunque yo jugaba en una versión que llevabas un rodillo de pintor)
amidar.png



Decathlon Con aquella máquina de sólo tres botones que pulsabas frenéticamente para correr...

5105.jpg



Y el grandísimo Operation Wolf ...aggghhhh

Operation%20Wolf%20arcade%2002.jpg
 
Ya puestos a pedir...

Habia otra recreativa. Era de carreras de motos, pero futuristas. Si no recuerdo mal incluso tenía una pantalla doble (o era dentro de la pantalla principal) con el retrovisor. Creo que era en fondo negro u oscuro y mucha luz tipo neón.
 
Ya puestos a pedir...

Habia otra recreativa. Era de carreras de motos, pero futuristas. Si no recuerdo mal incluso tenía una pantalla doble (o era dentro de la pantalla principal) con el retrovisor. Creo que era en fondo negro u oscuro y mucha luz tipo neón.


Me auto-respondo.

La recreativa en cuestión se llamaba Star Rider.



star-rider-williams.jpg
 
Historias de recreativos: El gitano del RoboCop

Mi infancia me recuerda a Cinema Paradiso; si sustituimos el cine por unos recreativos, a Alfredo por el gordo con riñonera que te daba el cambio, y las fantásticas composiciones del maestro Morricone por temas de Camela y del Máquina Total.

Sinceramente, estos recuerdos me generan una gran nostalgia. Los recreativos o "las máquinas", como yo los llamaba, eran un antro de mala muerte, caldo de cultivo de enfermades por descubrir, y la famosa "universidad de la calle" de todos esos que ahora lo tienen puesto en su formación en Facebook. Aunque diría que tiene más caché que haber estudiado en la UCAM. Si existieran a día de hoy, a mí me daría miedo entrar ahí. A mí, y seguramente al ejército de los Estados Unidos también, pero entonces era un crío que no se daba cuenta de lo que sucedía alrededor, solo me importaba jugar; y además, se trataba de un ecosistema muy particular donde socializar con la excusa del vicio. Es una pena que las nuevas generaciones se hayan perdido esta maravillosa época, donde las nuevas tecnologías y los quinquis se fusionaban.

Allí pasé muchas tardes desde los 7 a los 12 años aproximadamente. Jugaba, conocía gente, me hacía con las reglas del sitio, su propia jerga, el olor a chotuno, los tipos de individuos que los visitaban y cómo no, las cientos de anécdotas que podían ocurrir en tan pintoresco lugar. La historia que viene a continuación está basada en hechos reales.



Era una tarde como cualquier otra, y a pesar de no tener dinero decidí acercarme para mirar. Yo era de los que disfrutaban viendo cómo jugaban los demás; algo que también me permitía aprender nuevas técnicas que luego pondría en práctica.

Al rato de estar allí se acercó un gitano que conocía de vista. Nunca supe el nombre de ninguno. Para mí eran gitano1, gitano2, gitano3...etc, excepto uno que era el gitano bizco, al cual no hacía falta numerar. Obviamente, nunca los llamé así en su cara, al menos si quería seguir comiendo turrón duro con mis propios dientes. Del mismo modo, ellos tampoco sabían los nuestros. Nosotros para ellos éramos "tú", "primo" y "dame cinco duros".
Tras saludarnos me preguntó si jugábamos a algo. Mi cabeza lo tradujo como: saca dinero, dámelo, y si veo que tal, quizá hasta te deje mirar. Le dije la verdad. A lo que él respondió: "no te preocupes, te invito yo" (te invito yo, te invito yo, te invito yo..., se supone que aquí es cuando resuena varias veces la frase con eco y un fade out al final).
Mi cara era un poema. Estaba esperando que en cualquier momento apareciera Juan y Medio con un ramo de flores, me abrazara y me dijera que era una inocentada, y que aquel gitano era en realidad Arévalo disfrazado como gancho. Se rumorea que originalmente Hércules sólo tenía que llevar a cabo un trabajo: que un gitano lo invitase a una partida. Viendo que era algo imposible, se lo cambiaron por doce recados más asequibles, como capturar a Cerbero o matar a la Hidra.

Mientras me reponía del shock, él me preguntó a qué jugábamos. Viendo que la cosa iba en serio, le propuse jugar al RoboCop 2 de Data East. Aunque parezca extraño se podía jugar a dobles, ya que había dos RoboCops disponibles.
Antes de echar el dinero (todavía seguía mirando de reojo por si aparecía Juan y Medio) me preguntó qué player (jugador) quería ser. Me sorprendió mucho el detalle. Una regla no escrita de los recreativos es que quien echa el dinero, siempre es el primer jugador. Le cedí a él ser el protagonista, ya que era lo más justo.
Aunque conocía el juego y no se me daba mal, yo me temía lo peor: que hiciera lo que le diese la gana, se le acabase el dinero rápidamente y me echara la culpa a mí. Como los políticos, aunque estos lo hacen con TU dinero. Pero lo que sucedió a continuación fue algo más propio del realismo mágico que de un recreativo de mala muerte: el grado de compenetración que tuve con el gitano no lo he tenido con nadie en mi vida. Puede que lleve 50 años casado y me entienda menos con mi mujer que con aquel tipo.


Él era consciente de que yo estaba más familiarizado con el juego que él y me hizo caso en todo. Sabía colocarse perfectamente, cuando cubrirme las espaldas, era habilidoso y también un buen estratega. Me llegó al alma cuando apareció energía, le dije que la tomase porque iba peor que yo y me respondió: "no, cógela tú que le darás mejor uso que yo". Estaba claro que de haber sido una bicicleta no hubiera dicho lo mismo.
Un detalle curioso es que él iba comentando la partida con todo tipo de observaciones muy ocurrentes como: "ven aquí que te viá pelá" (dirigido a un punky y obviando el mullet que él mismo llevaba), "¡ay!, que se te cala el coche payo" (cuando tienes que detener la furgoneta). La cuestión es que si tuviera un canal de Youtube sería la persona con más suscriptores del universo.
Me llamó mucho la atención la admiración que parecía profesarle a RoboCop. Pensándolo seriamente, de existir en la vida real, no sería algo recíproco. Es más, probablemente le metería varios balazos entre ceja y ceja. Ni "modo arresto" ni ná. Y puede que para mí también hubiera caído algo por estar jugando con él.
Poco a poco fuimos avanzando y se nos unían curiosos y espectadores para contemplar a aquella pareja que se entendía tan bien. Yo me lo estaba pasando pipa, al igual que todos los presentes, pero nada es eterno y llegó el momento fatídico en que lo mataron. Me dolió más que si hubiéramos combatido codo con codo en Vietnam. No veía el momento de informar a la pobre madre y a todos los primos de la desgracia. "Señora, su hijo ha caído en combate pero murió como un héroe". El detalle de que había pagado él prefería omitirlo. Ya había bastante dolor en esa familia.

Justo en ese momento le tocaba poner sus iniciales y observé como se quedaba petrificado mirando esos símbolos extraños. Se reincorporó, pulsó los botones sin pensar e introdujo AAA. Los listos dirán que no sabía ni leer. Yo quiero creer que se llamaba Amador Álvarez Alonso.
Le pregunté si quería seguir con mi crédito. Me contestó que no, "que esa era mi partida". Esa frase me llegó al corazón. En aquel instante empezó a jalearme y vitorearme. Me sentí más arropado que nunca. Tenía que darlo todo por él. Quizá era el dinero de otro chaval, al que se lo había "tomado prestado" antes de hablar conmigo, pero había decidido apostar por mí.
Lamentablemente no conseguí acabar el juego, aunque llegué bastante lejos. Al acabar la partida nos miramos fijamente. Una mirada de afinidad, de trabajo bien hecho. Un destello salió de su ojo (aprovecho para recordar que este NO era el gitano bizco). Estrechamos la mano. En ese momento nos habíamos convertido en jugadores de sangre. Éramos la pareja perfecta.
Muchos os preguntaréis si volvimos a jugar después de aquella experiencia. La respuesta es no. ¿Por qué? Porque yo nunca lo invité a él. En realidad, el verdadero gitano de esta historia SOY YO. Este giro de guion no os lo esperabáis. Coincidimos algunas veces más, nos saludamos, charlamos pero nunca salió de mí devolverle aquel gesto.
Respecto a él, le perdí la pista hace mucho tiempo. Pero por lo que me han informado, parece que aquella partida le marcó para siempre. Ahora, al igual que RoboCop, es un héroe de metal. Él es RoboCobre.



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