Derek Sherinian, que se juntó con Portnoy hace nada, era buenísimo. Y Falling Into Infinity uno de sus tres mejores discos. Pero claro, no pegaba con el grupo. En una entrevista que tuvieron juntos estos dos hace unos meses, Portnoy decía de coña que él si quería que se quedase en el grupo. No se lo cree ni él. Ves el DVD de la gira en la que estaba Sherinian y en los audiocomentarios se metían con él porque parecía un teclista de pop.
En esas que en el proyecto de Portnoy y Petrucci, Liquid Tension Experiment, se juntan con Rudess y la liamos parda. Metropolis Part 2, primer disco de Rudess, se nota que ya era una idea concebida antes de que llegase, porque todavía se corta el tío. En "Six Degrees of Inner Turbulence" aún aguanta. En "Train Of Thought" hace un papel raro, pues hace casi de segundo guitarrista con sus solos de teclado, pero el estilo del disco va en esa línea y no hay queja. Para mí es a partir de aquí que va cuesta abajo sin frenos. Tiene algún tema puntual donde se corta, pero no es lo normal. Empieza con sus historias de aplicaciones para iPad y demás, que son cojonudas, pero absolutamente todos los sonidos son metálicos, estridentes. Sus demostraciones, un prodigio técnico donde se ve a un robot tocando el mayor número de pulsaciones jamás visto. Ni un atisbo de una simple melodía sin añadir notas sin parar por el medio.
No podemos olvidar tampoco el tema "coros". Recuerdo que en Hipersonica habían comentado en directo el "Dream Theater" en una retransmisión que había hecho la discográfica. Y en los comentarios antes de empezar hacían apuestas a ver cuánto tardaba Rudess en meter coros. Aparecieron a los diez segundos
Con todo esto, es normal que en el casting para incorporar al batería hubiesen elegido a Mangini. Es Rudess pero tocando la batería. No hay un puñetero sentimiento, un algo que lo escuches cien veces y lo sigas flipando. Es un aporreador de la caja como no hay nadie. El auténtico recordman de los redobles. Vaya basura. Normal que un tío como Marco Minnemann no pasase el filtro, lo escuchas con Steven Wilson mismamente y es que no encaja con el estilo mamporrero. Lo dejas improvisar algo, como sí le dejaba Steven Wilson, y Rudess no sabe ni por dónde empezar.