Respuesta: Rodrigo Cortés´s Buried (Enterrado)
Por fin, amigos. Por fin he podido paladear (amargamente, pues no es ni mucho menos un caramelo dulce) este clásico instantaneo (y si no al tiempo). Un título referencial para demostrar que con cuatro elementos y una premisa sencilla puede conseguirse una experiencia completamente angustiosa, casi sofocante, donde no es lo que te cuentan (en principio) sino como te lo cuentan. Rodrigo Cortés se ha convertido, por mi parte, en un director a seguir y tener en cuenta (cosa que me obliga a descubrir su concursante).
Con filigranas visuales únicas y que aún vistas consiguen ser un ejemplo de como conseguir con lo mínimo lo máximo posible. Una transmisión de no saber hasta donde se puede llegar y encima conseguir que lo que vemos nos tenga con el corazón en un puño. Desde el primer instante hasta el final es un auténtico no parar. Palabra, no es por querer hacer creer, como algo baladí, que se pasa mal... ¡es que se pasa muy mal!. Y lo mejor de todo en un metraje excelente, sin excederse pero tampoco quedándose corto. Haciendo que cada secuencia, que cada experiencia sea más terrible y descorazonadora que la anterior (cada uno de las llamadas, el momento sorpresa que uno ni se imagina que pueda llegar a suceder al estar todo tan estanco, el finalazo imposible, la angustia vital ante la carencia de luz y el desconcierto de no saber el porqué).
¿Y qué se puede decir de un guión tan bien elaborado, que juega perfectamente con el desconcierto, el miedo a lo desconocido y que encima, cuando nos descubre la verdadera razón del porqué, aún recurriendo a un elemento tan manido hace que parezca nuevo, por así decirlo?
Increíble y acertado que los elementos naturales y físicos (el Zippo, el móvil, la linterna) sean los únicos que nos permiten "ver", los únicos que nos dejan "sentir" lo que ese pobre hombre está pasando. Convirtiéndonos en testigos directos de cada una de las cosas que ahí dentro acontecen. Encima contamos con el realismo de que ese ataud no es un simple y llano decorado sino que nos creemos que es real, una jaula mortífera y letal que consigue dejarnos sin respiración (al igual que al único personaje de la película).
Un título terroríficamente real que demuestra que no hace falta ni una gota de sangre ni asesinos en serie para provocarnos auténtico terror tangible desde los primeros segundos. Chapó, Cortés, chapó. De recomendación obligatoria.