Sherlock Holmes visto por Garci en "Holmes & Watson. Madrid days"

Bueno, pues "adquirida" y tan sólo le he dado al play y he tirado para delante una fracción de segundo para ver si se ve bien y me encuentro a Macarena Gómez con gafas de Harold Lloyd abriendo mucho los ojos y poniéndolos casi en blanco para quitarse de encima esa cara de fumada que lleva siempre.

Me he dicho: "si un segundo da para 2 frases de posteo, 2 horas pueden dar para mucho".

Es que me estoy planteando seriamente hacer algo parecido a lo que hice con "Comando" la última vez... :pensativo:cortina

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- ¡Queremos! ¡Lo necesitamos mi Tesoro! ¡Sí! ¡Como de "Comando"!

"El Post como el de Comandooo,
que bueno es, que bien va a estaaar,
que bueno es, que bien va a estaaar,
el Post como el de Comandooo,
nuestro manjaaaaar.


Como el de Comando será,
tres parrafos tendráaaa,
¿Cómo qué treeees?
¿Cómo que treeees?
Cuatro, son cuatro, ya lo veeees."
 
:lol:lol:lol:palmas

Es que diría que va a ser lo suyo porque son muchas cosas por minuto visionado y claro... como dura 2 horas ya veré lo que hago. Es que lo que hice con Comando no es lo que hago con las pelis, lógicamente, pero para el chascarrillo foreril (que es lo que mola, sinceramente) viene que ni pintado.

Así que enga, así lo haré. Irá por ti, Wontner. A la Atreyub. ;)
 
:juas- Te dejo un primer reto... bueno va dos... tres... CUATRO... ¿Qué tamaño tiene el piso de Holmes? ¿Es realmente un piso o un decorado?, es decir, ¿Hay algo más en la habitación-sala de estar? Where is Mrs Hudson? Is she real or una grabación? ¿Acaso es Holmes que es ventrilocuo, se la imagina y hace la voz? ¿Por qué Holmes lleva rebequitas de lana años 50 en el siglo XIX? ¿El cartel de la estación de tren de Madrid lo acababan de pintar el mismo día en que Holmes llega a la ciudad? ¿El supuesto vestuario decimonónico fue robado de "El Secreto de Puente Viejo"? ¿Sherlock Holmes es Sherlock Holmes o es este señor?

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En serio, yo cada día que pasa tengo más seguridad de que Garci en realidad quería que Holmes fuera Carlos Hipólito... pero claro, necesitaba un inglés.... ¿Qué hacer? un inglés, que fuera español, que pareciera que era extranjero pero que siguiera siendo la esencia naftalinosa de la España de su cine pero a la vez con el nombre de Holmes, aunque no se vistiera como Holmes, ni se pareciera a Holmes y su cabello tampoco fuera el de Holmes y vamos que... vamos eso. Es decir, que la historia en realidad es una trama de Don Luís de la Lupa detective privado de Callao y su ayudante el doctor Juan Pérez que debían resolver la reparación de un émulo de Jack el Destripador en Madrid, pero para que la cosa quedara más cosmopolita y Eduardo Torres Duce andaba por ahí, convirtió a Don Luís y al doctor Juan en Holmes y Watson, pero como si hubieran sido Tintín y el Capitán Haddok, Blake y Mortimer o Pedro Alcázar y Pedrín.
 
Es que ayer, vi tan sólo 5 minutos para ver por donde iban los tiros y entre el salón de variedades que parecía una función de escuela (esa sincro de las vedettes con la danza del vientre y ese rubiales que de fondo parecía que escuchaba a Shrek), la borracha falsa con voz de Chusa en Aída y el niño a lo muchachada nui en los doblajes locos, el bamboleo tonto de la borracha y esa pobreza a tan sólo una calle (doblar la esquina, oh yeah, y el mendigo con vidones quemándose como si estuviésemos en el Bronx) pues oiga que esto engancha...

Y ahí me he quedado. Pero esto no ha hecho más que empezar. "Qué empiece el juego". ;)
 
Es que ayer, vi tan sólo 5 minutos para ver por donde iban los tiros y entre el salón de variedades que parecía una función de escuela (esa sincro de las vedettes con la danza del vientre y ese rubiales que de fondo parecía que escuchaba a Shrek), la borracha falsa con voz de Chusa en Aída y el niño a lo muchachada nui en los doblajes locos, el bamboleo tonto de la borracha y esa pobreza a tan sólo una calle (doblar la esquina, oh yeah, y el mendigo con vidones quemándose como si estuviésemos en el Bronx) pues oiga que esto engancha...

Y ahí me he quedado. Pero esto no ha hecho más que empezar. "Qué empiece el juego". ;)

- Garci fue profeta...

https://www.youtube.com/watch?v=osujY8VVCzo

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- "¿Te apetece un yoghourt? ¿Mejor... CUATRO?"

Eso sí, al César lo que es del César... Papelón de Víctor Clavijo. El único que suda la camiseta.

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Última edición:
Y no sólo eso. Me pareció que el mendigo ¡llevaba un anorak! ¿es posible? Garci no hizo una peli costumbrista. ¡Hizo Timecop!.

Pero es la borracha la que me hizo reir. Tan forzado, tan falso, tan "así, así, tambaleándote como si llevases el doble de alcohol en vena". Pero tengo que fijarme en más detalles.

Wontner, esto puede ser muy grande, mucho. jojojo, ya estoy paladeando el texto.
 
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Elliott: Yo la vi anoche... y me gustó.
Trufautt: No puede ser. Ya llevamos con este... tres. ¡No, cuatro!
Elliott: Yo la vi anoche... y me gustó.
Trufautt: Que sí, que sí. Que le gustó.
Elliott: Yo la vi anoche... y me gustó.
Trufautt: Una más y llegamos a cuatro.
Elliott: Me dijeron que me dejarían postearlo en el foro.
Trufautt: Elliott, ya te has cargado el chiste.​
 
Enormes los primeros 12 minutos. La escena con Irene Adler es digna de Agárralo como puedas, y Mrs. Hudson (Garci homenajea a Scorsese en El Rey de la Comedia CLARAMENTE) es Belén Esteban. Grande ese 'o mucho me equivoco, o ca-so-ha-be-mussssss'.

Lástima que hoy no puedo ver más, me lo pasaré en grande cuando tenga un par de horas libres :juas
 
pues tal como indiqué, vamos a por ello, al estilo Comando y bajo el beneplácito de Wontnerman...


Capítulo 1: Halilí Halilá. Que quiere decir…

Con una cita de Forges sobre Sherlock Holmes nos adentramos en un lugar irreconocible de un Madrid indistinguible. Mientras oímos al rubio de Cruz y Raya soltar un rollo en un teatro de variedades con público absorto (y unas danzarinas ternescas en una danza del vientre menos coreografiada que una función de parvulario) nos adentramos en la zona chunga, donde al cruzar las esquina pasamos de barrio rico a barrio obrero con mendigos yanquis que con bidones en pira perenne acechan en las esquinas mientras la víctima, una mujer de mala vida, se tambalea borracha más falsa que un euro de Popeye y somos testigos de la primera víctima ensangrentada con nota indicativa, ¿Quién será el asesino de borrachas del todo a cien?.

En la siguiente escena tenemos a un tal Scott que habla con acentazo british reforzado con algo de pupurrí castizo y a la doncella Anllela/Angela que es muy pizpireta, la pobre, al servicio de una señora que habla francés y español a la vez sin venir a cuento. El sr. Scott y ella, que no sabemos quién es pero que se acuerdan muy mucho de la sra. Hudson hasta que descubrimos que la señorita que se pavonea tontorrona con diálogos de power point frente a Scott no es otra que Irene Adler. Y el señor Scott es Sherlock Holmes, claro, no vaya a ser que Garci nos lo ponga chungo para atar cabos.

De ahí pasamos al piso de Sherlock, todo muy atrezzao, con un gran trabajo de localización de sifones, cuadros, probetas científicas y centros de naranjas. De pronto, como el clip de Word, aparece la voz en off de la señora Hudson recriminándole que no toca el violín, que no come, que está pensativo, que si la abuela fuma y Holmes se dirige a la biblioteca particular al encuentro de documentos. “O mucho me equivoco o caso HABEMUS”, como dice la voz del GPS Hudson con un retintín que suena feo. Toma 4, a positivar.

Fundido a negro y nos vamos con el doctor Chapatín, digo, doctor Watson, quien atiende a una niña que tose mucho y que es repelente apenas 5 segundos (podríamos estar al otro lado de la habitación de Sherlock y no notaríamos la diferencia). Pero no, es la casa del buen amigo John Watson quien se quita el mono de trabajo, digo, la bata de doctor y ya va trajeado (ni Superman en la cabina) para ir a cenar a la sala contigua donde lo están esperando su esposa, que es muy resabiada y Holmes, que habla one more time en francés sobre los sueños oníricos, premonitorios, despiertos, qué sé yo. “Cariño, creo que muy pronto vais a salir de caza” espeta la señora Watson, muy resabiada. Porque, amigos, el diálogo a tres bandas entre estos 3 es para convertirse en el increíble Hulk, meterse en la pantalla y destrozarlo todo ante tal cantidad de remilgos y pusilánimes diálogos recargados.

A partir de aquí Holmes y Watson, Sherlock y John, con un brindis a Doña Croqueta, digo, la señora Watson, viajan rumbo a España, con el suajili bien aprendido según Watson espeta a Holmes.

- continuará -
 
Capítulo 2: Ay si Mozart hubiese conocido el Gangnam Style.

Una visita a Scotland Yard siempre viene bien para dejar los puntos sobre las íes e intercambiar datos. La oficina, que parece el decorado de los hermanos Marx (junto con Pepe Gotera y Otilio de fondo, pañuelo de 4 nudos en la cocorota para darle mayor rigor, ¡estamos en Londres, of course!, sólo faltaba el botijo y el chorizo colgado del clavo), sirve de escenario para un Holmes que espeta datos muy convincente y el director de Scotland Yard que una de dos, o se acaba de despertar por esos ojos entornados o sospecha todo el rato (la tercera duda es posible que sea descendiente chino y no lo sepamos). Las pesquisas de casos adversos llevan a que Jack el destripador (riddler según Holmes) está atacando en Madrid y eso le inquieta a Holmes. Pasamos de escenario y nos vamos a los jardines donde si se dejan puede que salga el chino que vende rosas o el morillo que vende latas. Y Holmes no deja a nadie sin ser sospechoso, desde la reina hasta cualquier politicucho de tres al cuarto. Garci, que quiere ser muy fiel, va calzando frasecitas y palabros en inglish british para parecer más internacional, no vaya a ser que nos creamos que estamos en Madrid.

Sherlock se prepara para su viaje. Se encuentra con una nota de Irene junto a una chistera, me imagino que el detalle será relevante para más adelante. A golpe de bastonazo aparece la voz de Kitt, digo, de la señora Hudson y así debe ser toda la película porque es increíble que ya llevamos media hora y no hay presencia alguna de que en la casa viva un ama de llaves, ¿serán invenciones mentales de Holmes? Watson y su esposa se lanzan arrumacos, carantoñas, besitos, frases cursis de galletas de la fortuna y demás (hasta incluso “le calienta” pensar que a su esposa la quemarían por bruja… ains, que bonito es el amor) antes del viaje tan ansiado por los dos amigos. Fotos photoshopeadas y coloreadas para ver lo antiguo que es todo. El tren en sí no tiene desperdicio: decorado puro, con fondo azul en la ventana que puede valer tanto para los cerros de Úbeda como para Calatayud, da igual, todo vale. Holmes conoce de España lo esencial: toros, flamenco, etc.

En escena aparece uno de los muchos momentos surrealistas que harán acto de presencia: el revisor aparece previo tarareo de una sonata bien conocida. Pica los billetes de nuestros amigos y estos se unen a la party hard en Pachá. Tarareos de unos, bailoteo del revisor, datos por aquí, jolgorio por allá. Vamos, a Holmes le dan rienda suelta y nos calzan aquí el Sonar de Barcelona con Moriarty DJ pinchando. “¡España, Holmes!. ¿Por dónde íbamos? Ah, sí, ¡los toros!”. Entre pitos y flautas Holmes considera que España es una droga y claro, se viene arriba.

- continuará -
 
- ¡Maestra de Obras! Digo ¡Obra Maestra Maestro de Maestros Atreyub! :cool

Esperamos ansiosos las próximas entregas. Para que nos deleites engtre otras joyitas con:


  • La llegada de Holmes a Villamulas del Campo, esto, quería decir a Madrid, Estación de las Delicias, donde para ser una de las estaciones principales de trenes de la capital... hay cuatro personas (¿Cómo qué cuatro? Sí son cuatro maromos dando vueltas más perdidos que otra cosas) mal contadas en la calle como mucho (a destacar los fulanos tirando de pancartas publicitarias) y sin embargo, el amigo payasete de Watson que acude a recibirlos tiene los santos cojon... esto, quería decir, la desfachatez de decir. "¡Abandonemos este maremagnum!". :mparto:mparto:mparto

  • El despacho de los funcionarios ingleses con los retratos pixelados de la Reina Victoria, que ríase usted de la foto del padre de Indiana Jones en "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal".

  • El camerino de las bailarinas ¡Damas y caballeros y qué camerino!. Un prodigio de la sosería y la economía de medios que tira p'atrás y me obsesiona... con esos espejos alineados, como si fuera una fábrica y esas chicas serias, que más que cupletistas parecen trabajadoras de un taller en plena faena de costura. Se supone que en un camerino deba haber risas, jaleo, movimiento... Aquí nada. Esas pelucas en estantes, ese poster enorme para ahorrar en mobiliario y para dar apariencia de que es un verdadero camerino. Le pones cuatro teléfonos y el camerino se convierte automáticamente en centralita telefónica. Pones a las chicas a clasificar cartas, y sería una estafeta de correos. Pones platos y cucharas y sería un comedor. Le colocas unos mapas y unas cuantas fotos de maleantes sería un departamento de investigación. :palmas:palmas
  • Víctor Clavijo, haciendo su propia película. Destacando sobre el resto y dándolo todo para intentar salir a flote de este desaguisado. :atope
 
jajaja, qué grande... parece los pases previos del siguiente capítulo. Mola.

Esto no puede parar. En breve los 2 siguientes...

A ver, quiero hacer un inciso. Aunque ahí estoy en plan chascarrillo también intento, mientras la estoy viendo, ponerme serio e intentar ver qué es lo que me propone Garci porque Holmes siempre ha sido para mi un personaje imprescindible en la cultura popular. Al igual que jamás hago los visionados así pues no es mi estilo pero en casos excepcionales se disfruta muy bien como este o con Comando que me lo pasé de lujo.

Pero es que Garci no sabe, no quiere o se cree que va a contar algo que a su manera va a fliparlo todo el mundo. Se nota que admira a Wilder con su versión más intimista de Holmes pero estamos hablando que aquel era Wilder y supo salirse de su comedia ácida y darle un toque intimista perfecto al personaje y seguir siendo Holmes. Aquí es todo muy de teatrillo, pero de ese malo, de ese de aficionados (que no quiero yo faltar a esos simplemente que Garci, aún siendo fiel a su estilo, es como si hubiese involucionado). Actuaciones pésimas, recargadas, diálogos que huelen a naftalina y un formato realmente pastoso.

Por todo eso y mucho más me es imposible hacer una crítica sino es de esta forma. Y puedo llegar a entender que le quiera dar ese tonito crepuscular, al estilo "el último caso de Holmes" pero es que no hay por donde cogerla. Y eso que sólo llevo media hora. Me queda hora y media de puro goce NosoloHD.

Mientras tanto... ¡caso HABEMUS!
 
Es jodida, MUY JODIDA. Un puto agujero negro en el que no existe el tiempo. El metraje va pasando LEEEEENTO y no conduce a nada. No existe la trama, ni la tensión, ni NADA. Parece que no vaya a acabar nunca.

Pero joder cómo me he reído. Cada vez que Piquer dice algo en inglés me descojono ('cuchillo bowie' me mata cada vez) :mparto:mparto:mparto:mparto
 
Capítulo 3: cuchillos Bowie como pista (“Bogüi” para los profanos)

Llegamos a Madrid. Nos encontramos con Marcial (¿no había muerto en Médico de familia?), digo, con Luís Delgado, el compañero de Party Hards del pasado de Watson (quien llama cariñosamente Johnny, palabra que suena extraño en un actor patrio pero bueno, es cosa mía). En un "maremágnum" de gentío, pancartas movidas con mucho brío como si fuese una manifestación antisocial y peña haciendo ver que entra y sale de aquí para allá pero sin ver un solo tren siendo una estación (“y todo esto atrezzao”). Eso sí, escuchamos sonidos de trenes de fondo, deben estar controladas por la señora Hudson.

La reina Isabel, en todo su esplendor en un póster sacado de la Super Pop, aparece en pantalla. Estamos en los despachos de funcionarios ingleses con fotos de la reina por todos lados para que nos creamos que estamos en Londres. Y las naranjas de Holmes pues sirven también de decoración aquí, Garci lo aprovecha todo. De golpe el doblador de Phoenix del Equipo A habla para… ¡no decir nada! ¿pero qué escena es esta, qué pinta aquí, qué me quiere contar? En fin, será la versión extendida y no me he dado cuenta o falta una bobina y yo me estoy quejando con razón.

Saltamos de lugar. Estamos en un camerino que más que un camerino parece la sala de espera de un velatorio, todas muy serias, muy compuestas, muy autómatas (seguro que si aprietas el botón de la pared se mueven al unísono con una canción de fondo). Entre ellas está Macarena “cara de pito” Gómez, que le calzan las gafas de atrezzo de a) Harold Lloyd, b) Harry Potter, c) las azafatas del Un, dos, tres y un tocado que más grande no puede ser. Novia de Víctor Clavijo, que no sé si está en “Amar en tiempos revueltos” o “El secreto de Puente viejo” (encima se llama Alcántara, uhm), recitando sus frases con solemnidad (“Goodbye sweeties”). Y entre pitos y flautas dos magos que parecen dos integrantes del “Tú sí que vales”. Risto se frotaría las manos con ellos.

Ahora viene la tensión. De esas que se mascan en el ambiente. Dos mujeres de acento puro (vamos, de ese más falso que un billete de 24 euros) cascan del marido de una de ellas por las calles oscuras (eso quiere decir que debe ser el polígono de la cañada o vaya usted a saber porque tiene una estructura rara rara rara). Aparece un carro y el conductor las invita a subirse por buena plata. Las dos, lógicamente siendo una película de suspense terrorífico, aceptan gustosas. Oh, uno tiene dudas de si saldrán airosas del entuerto.

Cambio de escena. El pueblo está alterado. Ha habido asesinatos esa noche. Enrique Villén, uno de los secundarios más currados del panorama patrio, que debe ser el inspector del caso indica que les han extirpado todo lo habido y por haber. Holmes y Watson contemplan compungidos el lugar. El escenario parece un decorado del Tibidabo o de una función de teatro, de esas que huelen a cuco desde el primer instante. Holmes ha encontrado mientras tanto un elemento a investigar y mientras recita nombres con pronunciación extraña van desarrollando los acontecimientos de forma… lenta, como suele ser en Garci. Pero ahora tienen que ir a una recepción a la embajada británica y entre presentaciones y presentaciones el doblador de Phoenix empieza a presentárseme como que posiblemente tenga algo que decir en esta historia, mucha cara de solemnidad, mucha cara de tío pérfido. ¿Será o no será el malo maloso tan esperado por Holmes?

- continuará -
 
Capítulo 4: ¡Cuatro!, ¿cómo que cuatro?. Cuatro, Watson.

A Holmes y Watson el marqués de Simancas, osease, Manuel Tejada, le cae gordo, pero gordo gordo. Y así lo dejan caer. Eso sí, demostrando los poderes cognitivos de Holmes, se asoma un momento por la ventana del carro y espeta “sorprendente, Watson, conozco cada una de estas calles: cada portal, cada esquina, cada farola. Alguien tendría que tomarse en serio el significado de los sueños”, así, sin más, cortando la conversación, sin venir a cuento. En fin, que Holmes viene a Madrid crecidito y subido. Se las sabe todas. Y aparecemos en el teatro de variedades del principio. Todo sigue igual. Víctor Clavijo aparece en escena y se calza un diálogo con los dos compadres ¡en inglés!. Supongo que Garci quiere demostrar veracidad y fidelidad a los idiomas ¡cuando llevan hablando castellano puro todo el rato!. Divertidísimo el diagnóstico que le calza a Víctor nada más verlo. Que sí, que Holmes es así pero llegados a este punto suena tanto a sorna o cachondeo que parece más un descarte de los ZAZ que de algo de Doyle.

Bueno, entre inglés y castellano, castellano e inglés, Víctor calza lo que Holmes ya sabía: que el asesino es Jack el destripador con la frase de foro por antonomasia (“los tres crímenes... ¡Cuatro!… ¿cómo que cuatro?... cuatro, Watson”) pero antes de continuar el rubio de Cruz y Raya, como maestro de ceremonias, da paso a una función de magia. Vamos, pa’ cortar el rollo cuando precisamente la peli tomaba carrerilla. Un truco de magia que como vayas suelto de vejiga o te estés aguantando la meada te dan ganas de ir corriendo al baño.

Siguiente escena: el forense. En un cuchitril que parece el sótano del colegio empiezan a llegar gente y más gente y más y más. Tantos que parece el camarote de los hermanos Marx y entre lucha de egos y ver quién sabe más de ciencia y como Holmes se pone farruco con sus deducciones el notario está en la mesa haciendo ver que escribe mucho, como si la historia no fuese con él, un auténtico extra. Y como Garci es un maestro en vender todas las entradas de cine pero no en efectos prefiere ahorrarse un cadáver para que nos creamos que estamos en el anatómico forense y que lo veamos todo entre sábanas, para darle un poquito de misterio. Cosas del atrezzo. Muy divertida la lucha de conocimientos entre el detective y el médico: puro teatro de fantasía.

Y entre tanta tensión y suspense que ni el propio Hitchcock el primer momento liviano con todos los implicados agasajándose con opíparos alimentos (el repertorio de bondades hacia nuestra gastronomía de parte de Watson es interesantísimo, tanto que dan ganas de irse a un McDonalds). Holmes (Homs según Watson) propone que como el destripador o un imitador campa a sus anchas se proponga que las mujeres de la mala vida se conviertan en observadoras por si ven algo sospechoso que levanten la voz de alarma. ¿Entonces para qué está Holmes aquí sino es para dar con él? Nah, que este se viene a nuestro país y el ritmo del “que lo haga otro” ya se le ha pegado. Si es que… es lo de siempre. Lo primero que aprenden los ingleses al venir aquí son las palabrotas y la siesta. Spain is diferent.

- continuará -
 
llevo media peli y no habia visto en mi vida tantos ENCADENADOS. Creo que va a uno por escena. Es porque luego todo es un sueño, no?

la secuencia en que se ponen a hablar ingles es una cima del absurdo. Hacia falta??

luego hay un momento de alegato pro-toros sonrojante de puro descaro.

de la peli en si, poco que decir... No debian de tener ni un duro, y todo es exposicion, exposicion, exposicion... Pero el que hace de Holmes tiene algo que engancha. Es como cuando miras un accidente... no puedes dejar de mirar, oirle esa pronunciacion en INGLISH...
 
A estas alturas del hilo, mi humilde cometido se limita a apuntar algunas ideas a la espera del próximo capítulo de esa Magna Obra Crítica del Maestro Atreyub. :cool

Considerad estas letras como un apéndice a su texto. Unas notas a pie de página como transición entre capítulos. Aclarado este punto, destaquemos:

Garci es un PEDAGOGO. Cierto es que hay telenovelas venezolanas con mayor presupuesto en catering que todo el filme de Garci, pero no tienen lo que Garci nos aporta: Cultura. Entretener deleitando, siguiendo la máxima de Petete. Por todo ello, el director nos regala una de las secuencias más “especiales” de la película.

Una secuencia que no debéis dejar de estudiar. Si ya habéis visto la película, volved a revisarla. Si todavía no, no os la perdáis insensatos. Me refiero a la secuencia de la charla de los potentados. El Marqués de Simancas (Manuel Tejada) a un lado y el Ministro de Fomento (Inocencio Arias) a otro y entre medias unos fulanos que dicen frases al azar sin venir a cuento sobre las pirámides y la muralla de China, para explicar después que no fueron meros figurantes. Veréis a lo que me refiero.

El Marqués de Simancas se las da de importante. Nada escapa a su control. Todos le temen, pero una cosa es saberlo y otra decirlo. Por ello, Garci tira de diccionario y quiere que recordemos nuestros años mozos, cuando hacíamos exámenes y había que dar respuestas largas y variadas y de paso traza un entrañable homenaje a Don Pelmazo de Raf y al Abuelo Cebolleta de Vázquez, ambos siempre dando la tabarra y contando batallistas:

- “He estado en Nueva York y me he entrevistado con los grandes millonarios americanos (comienza el Marqués con autosuficiencia) Rockefeller, Vanderbilt, Tweet. ¿Era necesario indicar los nombres? ¿Se habría entendido mejor la frase si el Marqués hubiera dejado de citar los nombres de las familias millonarias? ¿Aporta algo decirlos? Pero no acaba aquí la cosa. Dejemos que el Marqués de Simancas continúe:

- “Lo controlo todo, señor Ministro, las finanzas, las obras públicas… el congreso. ¿Hacía falta ser tan detallista? Marqués ya sabemos que usted es el que corta el bacalao. No hace falta que precise tanto señoría. A estas alturas el público pide a gritos dinamismo y usted lo único que hace es darle un discurso que hará que acabe huyendo de la sala… si es que no lo ha hecho ya. Sin embargo, el Marqués es más chulo que un ocho y continúa:

- “¿Y sabe cómo consigo controlarlo todo? Extorsionando. Extorsionando a los comercios, a las tiendas, a las fábricas, a las empresas, a los empleados, a la gente sin visión de futuro”. Marqués, de aquí lo envió usted a “Saber y Ganar”. Es usted único explicándose a base de ejemplos. ¿Era necesario? Ya puesto, podría haber continuado a eternum, citando: “a los americanos, a los españoles, a los ingleses, a los franceses, a los Klingon, a la federación de comercio, a los moradores del desierto, a su mujer, a usted que nos está viendo ahora en vez de salir y vivir, sí me refiero a usted…” No, pero a usted señoría le da igual.

Garci es un GENIO DEL HUMOR. Cierto es que hasta los más infumables monólogos del Club de la Comedia se parecen más a Billy Wilder que este guión, pero Garci no desfallece. Hay que introducir chistes inteligentes. El público no ha parado de reírse a mandíbula batiente desde la secuencia del revisor cantarín en el tren de ventanas azules, así que no hay que darle tregua. En la trasnochada velada después de la cena con Benito Pérez Galdos aka Carlos Hipólito (con cara de no haber dormido en una semana y haber venido a filmar por compromiso de amistad hacia Garci, aprovechando un descaso en el resto de sus proyectos) and friends, nos obsequia con este pieza del humor más ingenioso:

- “Tiene usted un Stradivarius ¿No es así señor Holmes?”
- “Cierto. Se lo compré a un mercachifle judío en Tottenham Court Road por 55 chelines. No tengo nada de mayor valor”.
- “Excepto la Señora Hudson”
(interviene el gracioso de Watson para hacerle la competencia a Marcial en cuestiones de humor).
- “¿Me pregunto que costaría ahora?”.
- “¿La Señora Hudson?”.
- “No hombre… el violín Joms (porque Guonson pronuncia a la española como deferencia a sus compañeros de velada)”
- “1000 Libras”, responde Joms (estudien por favor el rostro de me la suda todo de Gary Piquer en toda esa secuencia de la velada y sus pelos de loco más bufados que nunca), como podría haber respondido 2000 o un millón.

Garci es un MINIMALISTA. Cierto es que hay quien quiere mostrar al espectador paisaje para que se introduzca en la trama. La fotografía es un arte que en el cine puede alcanzar soberbias creaciones. Recuerdo ahora, las hermosas imágenes de “La Vida Secreta de Walter Mitty” en Laponia, pero Garci no cree que sea necesario facilitarle al espectador la visión de sus sueños. Garci quiere que imaginemos, por ello nos lleva a Watson y a Elena a la opera y ¿Qué nos enseña? Un trozo de público. Escuchamos la música pero no vemos ni escenario, ni músicos, ni artistas, sólo un público serio y encopetado. Garci homenajea (este film, amigos míos, es una mina de oro de homenajes) a Ed Wood cuando en “Plan Nueve del Espacio Exterior” nos muestra la cabina de mando de un avión sirviéndose sólo de dos sillas y una cortina. Nuestro director patrio va más allá… Acabada la función de la ópera, fundido (para variar) y pasamos a un coche de caballos con Watson y Elena hablando. Elena comenta cómo ha disfrutado de la compañía del buen doctor y del día en general:

- “Hemos visto el Museo del Prado, el Teatro Real, tomado un refrigerio en el Café Suizo”. Elena lo comenta pero el espectador qué ha visto de esos sitios… NADA. No ha visto nada. Ya puestos, Elena podría haber dicho: “Me ha encantado la escapadita al Escorial y esa visita relámpago a los Cayos de Florida… ¡Y todo en un día Watson… digo John!”.

Y mientras esta tierna conversación tiene lugar, el coche de caballos rueda por un Madrid desierto en el que no hay nadie ¿Nadie? Bueno sí, nuestros amigos los vagabundos de las esquinas, calentándose con sus bidones y comiendo sus gachas.

Próxima parada, los baños turcos o árabes como dice Joms. Los baños donde se bañan señoritas despampanantes y solitarias (¡Vicio, Vicio!"). Los baños en los que usted sabe que yo sé que usted sabe… Pero eso ya es otra historia...
 
Glorioso cuanto menos. Entre tú y yo, Wontner, podríamos hacer la guía (no oficial) de la película.

Porque entre tus textos y los míos no hay detalle que se quede fuera. Y me juego la cabeza que si la volviésemos a ver más cosas destacaríamos.

Me encantan tus preludios a lo que me voy a ir encontrando porque son tal cual. :palmas

Bueno, me voy a por mi siguiente tanda, que ya la echaba de menos, jejeje.

Pero escuchar en la voz de Wilson a Fenix del Equipo A es una cosa realmente chocante. A veces pienso que va a aparecer Hannibal abriendo una puerta soltando: "Me gusta que los planes salgan bien".
 
Capítulo 5: Bernabea y Josito, pareja de enamorados, ¿dígame?

Irene Adler está en la ciudad. El escenario cuanto menos es pintoresco. Todo muy naftalinoso. Sherlock la mira complacido. Lo cierto es que parece más un marqués de Villaverde con su sombrero y su chaqueta larga que un detective pues Garci lo prefiere ataviado al más puro estilo cañí. Supongo que Hemingway lo aprobaría. Arrumacos por aquí, paseítos por allá, parque de los patos de fondo, encuentros furtivos en la sombra en hoteles de renombre, vamos, lo que uno le apetece ver en una de Sherlock Holmes pues llevamos un ritmazo tan raudo, tan feroz, tan adrenalítico que ni Indiana Jones en su saga toda junta puede igualar.

La siguiente escena es otra de esas que son para enmarcar: Bernabea y Josito, son ahora los enamorados. Víctor le declara a su novia Macarena que ha sido elegido por no sé quién (ni me importa) para algo que realmente me importa tres cuernos. Ella, con cara de panoli (el sombrerito y las gafas la hacen más papanatas si cabe), le suelta que como qué la va a acompañar y él le suelta que como su mujer, claro está. La cara de Macarena es como de Betty la fea pero más fea. Algo muy esperpéntico. Pero encima el tono y envoltorio es tan carracuca, tan rematadamente ñoñazo que de tan azúcar “La azucarera” es de roñoso a vomitivo. La siguiente escena es, one more time, los dos tortolitos pero ya en un momento más íntimo y Macarena más ciega que nunca (esos ojos fumaos que la hacen un sello distintivo) y que realmente el momento es una mezcla entre todos los seriales de Antena 3 juntos a la hora de la siesta: esto es, en resumidas cuentas, sopor tras sopor con historias del abuelo cebolleta que dan ganas de jugar a la ruleta rusa pero con las seis balas, para no fallar. ¿Pero es que aquí no hay un solo tiro, una carrera persiguiendo a alguien, un asesinato en condiciones, una investigación a la americana? ¡Garci, me estás timando, copón!.

Garci cambia de tercio y nos presentamos en el cuerpo de jefatura con Villén, Homs (que ahora fuma pipa atrezzá para que sepamos que realmente es Homs) y Watson (o Güotson, no sé bien como se dice) para aclarar chorradas que salen en los periódicos sobre la autenticidad de los asesinatos. Se presentan en escena Juana y Sergio, son ahora los enamorados (ella hace presentaciones dignas de “El crepúsculo de los dioses” pues como es actriz tiene que seguir el rol). A lo que vamos… ella viene porque una de las asesinadas (¿Cuál de todas?, a ver, que me pierdo) se ve que se escribía con el famoso Jack, el charcutero, digo, el destripador. Ella calza un bolo de aquí te espero (por lo aburrido, ya me entiendes vuestras mercedes) y encima espeta que el Doctor Guasón (por Watson, verídico) es muy buen mozo. No sé si me ha dado más vergüenza hasta qué punto puede llegar Garci para trastocar los nombres haciéndose el gracioso o que Macarena hayan creído que es buena actriz para este rol.

Ahora Homs (las letras van cayendo del apellido según va avanzando la historia) pide a Marcial que le hagan otra autopsia a la Jerezana por si tiene sífilis. Arrea. Y la siguiente escena, que parece ser algo con intriga, es… ¡Sherlock con Irene en una habitación de hotel! Garci, te estás pasando ya, en serio. Te estás cagando en el personaje y en su tono. Cháchara, bla bla bla, tonterías de quinceañeras en boca de Adler quien sigue llamando Scott a Homs. Este mientras tanto se viste o hace ver que se viste, ya no lo sé y se marcha. Se encuentra con su asistenta o es una extra rumana o italiana, me da igual, quien llama Holmlmlmls a Homs y hablan de si las mujeres son malas por culpa de los hombres o son más malas o si el Pisuegra pasa por los Pirineos porque yo no sé ya de qué va esto.
 
Capítulo 6: Rockefeller estuvo aquí

Homs y Güotson están en el parque de los patos de antes (o lo parece). Se detienen mirando un invernadero. Empiezan a soltar chorradas de intelectuales a ver quién es más guays (“El mal es el motor de nuestro tiempo, quizás de todos los tiempos”) en vez de darles de comer a las palomas como harían los hombres de su edad. O a la petanca en caso de Sherlock. Lo peor de todo es que me imagino Garci quiere hacerme creer que esta escena es trascendental e importante para la peli pero vamos, eso y nada es lo mismo. En la siguiente escena aparece Isaac, quiero decir, ¡oh, es Gallardón tras una barba del todo a cien que parece que se la hayan extirpado a Ignatius de Muchachada Nui!. ¿Quién es Isaac realmente? Da igual, una señora toca las castañuelas muy concienzuda (tanto que parece un maniquí) y un señor toca la guitarrita en plan "¡Y estamos tan agustito, gingiligiligilí!” de Orega Cano. Bueno, todo esto es una party hard, una fieshta de la hostia (APM dixit) donde el momento más álgido es Gallardón y Holmes ansiando tocar una pieza de música juntos, toma ya. Ríete tú de Pachá.

Cambiamos de decorado, digo, de escena. Estamos en la misma cabina de tren en la cual vinieron Homs y Güotson a Madrid sólo que para hacer ver que es otro pues le han puesto tapetes rojos a los asientos y el fondo de las ventanas es amarillo (ahí has estado raudo, Garci). En ella están Irene y su ama de llaves italiana. Aparece Homs de pronto. Será para despedirse de ella, seguramente. Son tan apasionados, tan briosos en declaraciones de amor que una carrera de caracoles podría ser el Fast to Furios del mundo animal. Cháchara chorras a fin de cuentas. Vamos, que todo aquello de que los dos tenían una tensión sexual no resuelta es mentira, todo mentira. Garci nos ha abierto los ojos. Lo que aquí acontece es la magia del cine. Mejor dicho, la magia del anti cine porque esto es el séptimo arte lo que yo tengo de chino. Pero antes de marcharse él le regala a ella un mantón de manila. Bueno, un detalle es un detalle, no seamos tan dramáticos. Love is in the air.

Carlos Hipólito rompe la armonía con un monólogo que parece estar oyendo “Cuéntame begins”. Todos miran absortos como si entendieran lo que está diciendo. Lo siento, yo me pierdo, no sé que me está contando pero da igual. Es Carlos Hipólito. La siguiente escena es una de esas de villanos en la sombra. El marqués suelta como una metralleta todos los contactos que tiene, toda la peña que ha conocido (todos muy de alto copete, muy poderosos, muy de calles del Monopoly), un auténtico ducho en la materia que tiene 18.000 jornales cada semana y sin una sola huelga. Es un tío con poder, un tío que domina la situación, un auténtico villano. Yo diría que incluso no pestañea. Luego están los otros dos, en el sofá, uno de esos que absorbe y te deja el cuerpo medio hundido. Encima se sientan de lado, debe ser que el suelo está mal calzado. Pero aquí se maneja la pasta, en esta estancia se maneja el poder, se mueven los hilos. Me he cagado ante tal poder de seducción y manipulación. Ríete tú de las telenovelas venezolanas.

Siguiente escena. Benito, digo, Hipólito y todos los demás (Homs, Güotson, Marcial y Víctor Josito) hablan sobre Madrid, sobre violines comprados a un mercader judío en Grojilander Apetejandenagüer, sobre lo que debe costar ahora C3PO, digo, la señora Hodson y Marcial le deben hacer señales porque interrumpe el jolgorio con que Madrid estos días está más triste que nunca. ¡Ya has roto la olla, Marcial, si es que siempre hay alguien en un grupo que rompe la diversión!. Hablan de Milagritos, la jerezana (¿la tercera o la cuarta? Ya no lo sé). Benito estaba encandilado con ella. Pero la cuestión trascendental es: ¿a quién benefician todas esas muertes y porqué? Chan chan chán.
 
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