La película tiene un problema de primera versión de guión: La trama es esencialmente pasiva, el drama y el macguffin no chocan hasta el tercer acto, donde la película tiene que lidiar, para más inri, con nosecuantas resoluciones emocionales. El problema es que salí del cine encantado.
Cuando leí el guión de Inglorious Bastards pensé que la película dejaría al público con una sensación rara, porque en su clímax se colaba una chapuza gorda: Los dos planes para quemar la sala de cine confluían en el espacio y tenían éxito, pero sin que uno influyese de ninguna manera en el otro, ni como desencadenante ni como obstáculo. Ni siquiera Eli Roth mira al escenario con expresión de no saber por qué la pantalla de cine está ardiendo. También hay "chapuzas" gordas en películas como "Yo anduve con un zombie" (protagonista pasivo de pe a pa) o "2001" (el monolito por un lado, HAL por otro). Películas que, sin embargo, aguantan como ellas solas, porque su entidad se apoya en otras patas que no son el guión.
No estoy defendiendo el guión de Super 8, y no dudo que JJ lo habrá tenido que ventilar en menos tiempo del que merecía. Y reconozco que hace unos pocos años mi postura hubiese sido la misma que los que lo criticáis, porque siempre hacía un juicio sobre el guión antes que otra cosa, y si la película no pasaba ese examen no le daba otra oportunidad.
Quiero pensar que no soy menos exigente (escribiendo lo soy mucho más), sino que, sencillamente, soy más sensible a todos los demás lenguajes que maneja una película.
Eso sí, a ver cuándo JJ se suelta de una puta vez.