¡debemos llegar más allá de los simples "gustos y preferencias personales"! Creo profundamente que el "gusto" es una suerte de prisión para el indivíduo —cuando un crítico se encuentra a sí mismo siempre repitiendo rígidamente las mismas opiniones, las mismas posiciones, lo que le gusta y lo que no le gusta (que es el tipo de postura negativa que Pauline Kael legó a la crítica). Los críticos deberían sentirse libres para incluir sus propias reacciones emocionales a las películas —es difícil mantenerlas fuera de los escritos— pero hay un fenómeno que en inglés llamamos "gut feeling" (sentimiento visceral) o "gut reaction" (reacción visceral) que puede convertirse en un terrible fin en sí mismo: "esta película me enfada o me agrada, así que es una película podrida o es un gran filme, ¡y no voy a discutir nada más!" Lo importante es siempre la argumentación, el análisis, la lógica. Tengo un lado irracional (un crítico lo necesita) pero mi parte racional cree en la "demostración lógica": si puedes probarme que lo que estás diciendo sobre una película tiene lógica interna, si puedes ordenar la evidencia del propio filme para respaldar lo que dices, entonces yo también puedo ser persuadido para no hacer caso a mi primera "gut reaction" y explorar otra vez ese filme de una manera nueva y más abierta.
- Adrian Martín. Crítico y ensayista de cine.