(
The World's End, Edgar Wright, 2013)
Interesante en su propuesta aunque un poco irregular en el resultado sobre como la vida avanza y como hay unos pocos a los que le cuesta subirse a ese tren. Hay personas que les cuesta la vida en sí misma madurar, tomar responsabilidades, aceptar que la vida no es una fiesta continua, que conlleva responsabilidades porque eso, a fin de cuentas, es la vida por mal que les pese. Por un lado tenemos un principio magistral, muy acorde con el estilo Wright presentando un conjunto de personajes en su salsa y cada uno con sus roles respectivos y que serán, a su vez, los que irán dando forma las relaciones, los matices y los trasfondos se quiera o no. Menos Simon Pegg, todos han adquirido una vida aposentada, respetable, con familia y trabajos duraderos.
Pegg es la bala perdida (todos tuvimos un amigo en el grupo que iba a ser así, ya se veía de antemano) y cuya única meta en la vida es completar el peregrinaje de completar las 12 tascas y pegarse la "juerga padre" con la ingesta de 12 cervezas. Pero como sucede en la vida real las amistades del pasado, las de instituto, aquellas que parecían iban a durar toda la vida, se trasforman en piezas del pasado, algo que muchas veces trasladarlas o resucitarlas al futuro queda forzado, como si ese amigo de toda la vida se convirtiese en un extraño, en que apenas hay algo en común. Y ahí es donde radica perfectamente la esencia de esta película. Que todo merece una segunda oportunidad aunque sea el bala perdida quien ruegue por un día más como grupo aunque los demás no estén por la labor.
Por desgracia, la película va desinflándose a medida que avanza y aún reconociéndose el estilo del director y la entrega absoluta de los actores implicados la trama no da más de sí y muchas de las subtramas resultan un tanto forzadas, debido precisamente a un metraje dilatado y acaba convirtiéndose en un corre que te pillo con marcianos de por medio sin mucho atractivo más allá de los primeros minutos de sorpresa. Hay una pericia lograda en las batallas (con el añadido de sangre azul para matizar la contundencia de los golpes) y una sorpresa final con la voz de un englishman de pura cepa pero ni el cameo sorpresa logra funcionar más allá de eso, la sorpresa del cameo. Por extraño que parezca, esta vez funciona más en el apartado dramático que en el correspondiente a lo fantástico.
La menos redonda de la trilogía y la que menos funciona a pesar de contener momentos muy divertidos sin ser tantos como cabría esperar de un equipo así. (la explicación de como los extraterrestres adoptan la forma de los humanos con el montaje paralelo del grupo bailando con el "
sandwich de mermelada") No discurre con soltura como cabía esperar de ella y se torna en un producto (muy) menor que acaba por perderse del todo en los últimos minutos aunque pudiera parecer la opción más acertada de todas. Quizás las expectativas estaban demasiado altas para algo que quizás no las mereciera tanto. Se agradece la aparición del envoltorio del cornetto. Una entrega que merecía mejor perfilado, mejor tratamiento y mucho más soltura para algo que no es más que un corto alargado.