Respuesta: Tim Burton, el post.
(Id, 1989)
La Warner quería llevar a la gran pantalla el otro superheroe por antonomasia después de el exitazo de Superman. Con un tratamiento distinto al que se le había dado en la serie de los 60, alejándose por completo del estilo tan colorista, camp / pulp y adentrándose en la personalidad oscura y tormentosa de Batman. Después de ver el exitazo que tuvieron con Pee Wee y Bitelchús dieron con el director ideal para el periplo.
Burton consigue sacarse de la chistera un Gotham gótico, oscuro, de calles tétricas, personajes siniestros, de estética férrea y con un sinfín de estilos y maneras donde el Art Decó o el neorrealismo alemán, junto con un retrofuturismo latente acentuaban perfectamente y daban solidez a una historia realmente atractiva y unos personajes repletos de emociones inestables y sórdidas interpretaciones comiqueras. Empezando por un Batman / Keaton de presencia magnífica y una interpretación comedida pero a la vez repleta de matices (sobre todo los que están relacionados con los momentos más melancólicos y que representan la viva imagen del hombre atormentado) y un Joker / Nicholson que le viene el personaje / papel como anillo al dedo haciendo suyo un Joker nacido de la venganza y con un plan definido (siendo así un Joker distinto al de los comics ya que en ellos él no sabe la razón del porqué es así). El maquillaje (con cierto guiño al Cesar Romero de la serie de los 60, con ciertas licencias del propio Nicholson) dota al actor de una siniestralidad fastuosa, digna de un dramatismo cómico, siendo su físico una razón de ser y de ver la demencia como una obra de arte en sí misma (una de las intenciones del Joker es convertir la desfiguración facial en una de las razones de su creatividad).
Pero lo mejor de todo es que tenemos otra razón por la que dos personajes luchan contra sí mismos: el amor por una mujer. Una Kim Basinger guapísima será el centro de atenión / posesión / protección para acabar una lucha sin cuartel en lo alto de una catedral, al más puro estilo de las grandes tragedias (Vértigo - El jorobado de Notre Dame son títulos que me vienen a la memoria mientras la bella y la bestia suben las escaleras).
Dos caras de la misma moneda, dos caras del mismo problema. Hombres / monstruos / personajes creados el uno del otro. Dos partes de un mismo ser. La justicia y la locura, de la mano, en una historia repleta de recovecos y oscuras decisiones que dan forma a un todo. Incluso Burton se permite el lujo de comenzar la película con la razón de la existencia del superheroe atormentado (un comienzo digno de aplauso pues el leiv motiv de la película está ahí: la venganza cubierta de justicia).
La película se convirtió de la noche a la mañana en la definición del perfecto blockbuster en los comienzos de los noventa. Sin salirse de la línea y con todos los elementos bien orquestrados no hay nada que sea un mal para la película. Contamos con una de las mejores BSO de Danny Elfman (con acordes y notas que utilizaría más tarde para su Pesadilla antes de Navidad) convirtíendose en un icono en sí misma, dándole la forma necesaria de ser un personaje más. Con una carga dramática que da gusto descubrir (el flasback de los padres de Bruce Wayne), añadiéndole esos tintes de terror (la creación y resurgimiento del nuevo monstruo - "¡un espejo!" junto con esa sonrisa maquiavélica), haciendo incapié en el género de gangsters (una de las mejores escenas es la de Joker con todos los capos en la mesa) y metiéndole de por medio un romance acomodado. Porque realmente la acción, por mucho que la publicidad intentase lo contrario, es más una excusa o un pretexto que un elemento de rigor (si uno cuenta las escenas de acción realmente no hay tantas).
Una película que no pasa de moda y que después de 21 años sigue siendo aquella impactante, rocambolesca, atractiva y a la vez acertada historia de un superheroe nacido del dolor donde la venganza es la principal reacción (porque se crea una paradoja: de matar al Joker, las razones de su existencia dejarían de tener sentido, ¿no?). Pero ahí está Burton para crear una feria de circo (que explotaría por todo lo alto en la siguiente entrega) donde la palabra espectáculo, cine y artesanía van de la mano saliendo muy bien parado y demostrando porqué Burton fue uno de los mejores en su trabajo y como en el campo del blockbuster siempre hay buenos ejemplos que dan una buena traducción a la palabra en forma de un éxito rotundo y merecido. E aquí el ejemplo.