Os cuento mi experiencia con la versión definitiva de Windows 10 Pro, que puedo resumir con una frase: de momento sigo en Windows 8.1 Pro.
Tras probar Windows 10 Pro... de momento me quedo en Windows 8.1 Pro
Ayer activé mi actualización de Windows 10 Pro en mi equipo principal, con una placa base Gigabyte GA-X79-UD5, procesador Interl Core i7-3820 SandyBridge-E a 3,6GHz, 16GB de RAM, una gráfica nVidia GeForce GT 640 de Asus, pasiva y con 2GB de RAM, tarjeta de sonido Asus Xonar STX II, sintonizadora de TV, etc.
Windows 10 es atractivo pero lo veo aún bastante verde, con numerosos fallos que me darían más dolores de cabeza de momento que ventajas, al menos en mi equipo. Y teniendo en cuenta que no lo necesito hasta septiembre, tampoco me preocupa nada ni tengo urgencia por dar el salto. De momento puedo usarlo en las máquinas virtuales que tengo configuradas en el iMac y en el MacBook Pro y probar en ellas las novedades.
Actualización de Windows 8.1 desde un pendrive con Windows 10 Pro
En previsión de posibles problemas, no me he decidido a realizar la actualización sobre el disco SSD principal (un Samsung 830 de 256GB) porque ahí tengo todo operativo con Windows 8.1 Pro y son muchos los componentes que utilizo, y sinceramente no me fío de que Windows 10 vaya a funcionar bien con todos ellos.
Así que he utilizado un disco auxiliar que tenía preparado para ello, un SSD OCZ Vertex de 60GB en donde tenía una instalación básica de Windows 8.1 Pro de 64-bit que preparé hace un tiempo para pruebas y que aún estaba sin activar, y he decidido realizar ahí la instalación, a partir del pendrive que había generado con el programa Media Creation de Microsoft.
Introducir el pendrive y ejecutar el setup.exe, es así de sencillo actualizar cualquier equipo.
El asistente me advirtió en primer lugar de que mi copia de Windows 8.1 Pro no estaba activada y tuver que realizar la activación introduciendo mi clave de producto, tras lo cual pude continuar con el proceso.
En segundo lugar me recordó que tenía pendientes las actualizaciones del sistema, y tras aplicarlas me pidió confirmación para proceder a la actualización, ofreciéndome la posibilidad de mantener los programas y datos de usuario como están.
Los primeros problemas, con la gráfica nVidia GT 640
Tras un rato que no me ha pareció excesivamente largo, concluyó la instalación y todo parecía funcionar perfectamente, incluyendo hasta el panel de control de la tarjeta de sonido Asus Xonar STX, pero el equipo comenzó a hacer extraños, quedándose congelado a ratos.
Revisando el administrador de dispositivos, pude ver que a pesar de que la resolución de la gráfica era correcta (1920x1200 en mi monitor Asus PA248Q), el controlador de la tarjeta gráfica Asus GT 640 aparecía con error, así que me pasé por la web de nVidia y ahí comenzaron todos los problemas.
El último driver de nVidia oficial y certificado por Microsoft (WHQL) para Windows 10 es el 353.62, pero al tratar de instalarlo me dió un error indicándome que el instalador no podía continuar, y fue imposible instalarlo. Reiniciando la máquina llegó a aparecer instalado el driver, pero la instalación era muy inestable, congelándose.
Puede ser que si hubiera actualizado el driver a esa versión 353.62 en Windows 8.1 no hubiera tenido esos problemas, pero viendo que no lo conseguía instalar, me decidí a probar una instalación limpia de Windows 10.
La instalación limpia de Windows 10 Pro tampoco resuelve los problemas
Antes de comenzar con la instalación limpia y para evitar posibles problemas, desconecté la alimentación del disco SSD principal que contiene mi configuración con Windows 8.1 Pro. No sería la primera vez que instalo Windows en un disco y modifica el arranque en otro disco distinto, así que la mejor forma de asegurarse es que el disco no sea visible y cambiar en la BIOS para que el equipo se inicie desde otro disco.
Usando el mismo pendrive que había utilizado para actualizar la instalación de Windows 8.1, arranqué el equipo desde el pendrive seleccionando el dispositivo de arranque pulsando F12 en la pantalla de inicio, y tras confirmar el idioma y el teclado, me pidió introducir la clave de activación.
Si habéis comprado una licencia de Windows 10 tendréis vuestra propia clave, pero las actualizaciones descargadas desde Microsoft están usando la misma clave de activación. Estas son las que utiliza Microsoft para cada producto.
- YTMG3-N6DKC-DKB77-7M9GH-8HVX7 para Windows 10 Home
- BT79Q-G7N6G-PGBYW-4YWX6-6F4BT para Windows 10 Home SL (Single Language)
- VK7JG-NPHTM-C97JM-9MPGT-3V66T para Windows 10 Pro
- QJNXR-7D97Q-K7WH4-RYWQ8-6MT6Y para Windows 10 Pro VL (Licencia de Volumen activad por MAK)
Aunque se puede proseguir sin indicar la clave de activación, introduje la correspondiente a Windows 10 Pro para comprobar que se validaba correctamente y así fue.
En unos 20 minutos la instalación concluyó, pero la tarjeta gráfica seguía sin tener los drivers de nVidia, así que procedí a instalar la versión 353.62 con idéntico resultado, fallo del instalador que ahora me decía que había otro instalador en marcha y que no podía proseguir. Y tras esperar un rato e intentarlo de nuevo, nuevo error del instalador que me dice que no puede continuar.
La solución: instalar una versión anterior de los drivers de nVidia
En la web de nVidia en español
http://www.nvidia.es/ no aparecían más drivers, pero se me ocurrió ir a la web de GeForce en
http://www.geforce.com/drivers y ahí pude comprobar que además de la versión 353.62 del 29 Julio 2015 hay otra versión 353.30 del 22 Junio de 2015, también certificada WHQL.
Así que la descargué y pude comprobar cómo el instalador funcionó estupendamente. Y no solo eso, sino que después de instalarlo también funcionaba el nuevo driver 353.62.
Asus Xonar STX. No funciona el instalador, pero el driver se puede instalar
Asus aún no ha publicado controladores oficiales para su tarjeta Asus Xonar STX y en el administrador de dispositivos aparecía con un símbolo de interrogación amarillo, indicando que no se había encontrado drivers.
Tras pasarme por la web de Asus y comprobar que no hay versión específica para Windows 10 y que la última versión sigue siendo la misma que tenía, probé a usar el instalador de la versión de Windows 8 pero no me lo permitió.
Sin embargo, sí que pude instalar manualmente el driver seleccionando la ubicación del controlador de forma manual, apuntando a la carpeta en donde había descomprimido previamente la descarga de Asus.
El sonido funciona perfectamente y suena de escándalo a través de los altavoces Audioengine A2, pero no tengo disponible el panel de control de Asus, algo que no me preocupa de momento porque sólo lo uso en estéreo y no uso ningún DSP.
Estoy casi seguro de que el problema de Asus es con el instalador, que no conoce Windows 10 y no deja avanzar, pero el software funciona bien. En la actualización inicial que había hecho de Windows 8.1 el panel de control estaba instalado y funcionaba.
También es posible usar los Unified Drivers disponibles en
http://maxedtech.com/asus-xonar-unified-drivers/
Intel Management Engine, el último rebelde también se puede instalar
Por último, quedaba un último dispositivo desconocido, que tras consultar el ID de hardware resultó ser el Intel Management Engine que pude instalar también de la misma forma que el driver de la tarjeta de sonido, a partir de la descarga descomprimida y realizando la instalación desde el propio administrador de dispositivos.
Con todo esto realizado, el equipo parece estable pero me fío muy poco y antes de lanzarme definitivamente a la piscina esperaré a la vuelta de vacaciones, y en septiembre seguiré probando la instalación en el disco auxiliar antes de dar el salto.