Respuesta: Democracia Real YA
De laboratorio de ideas a poblado sin ley
Suciedad, ocupación del césped y, sobre todo, la mala imagen de las carpas en la plaza empiezan a provocar críticas
La acampada del movimiento 15-M pierde el control para convertirse en un reducto de grupos que disparan las protestas de los comerciantes
«Los indignados somos los comerciantes». El campamento del movimiento 15-M en la plaza del Ayuntamiento va camino de cumplir su segunda semana y ya no recibe tantas muestras de cariño como los primeros días, cuando hablaban de cambiar el mundo y una revolución pacífica. Ahora, esta imagen ha sido sustituida por la de trabajadores de los comercios que tienen alrededor, cada mañana con una botella de lejía o de Zotal en la mano limpiando restos de orines que se amontonan entre los puestos de flores.
La poesía se ha marchado por completo, al menos desde la visión de los que ven este movimiento desde fuera. Poco a poco, los grupos antisistema y personas sin recursos económicos se hacen más visibles. «Se les han acoplado porque aquí están todo el día de fiesta». Ayer por la tarde, aún se reunieron un millar de personas en una nueva asamblea, además de participar en actividades variopintas con el consentimiento del Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno.
Esto último es lo que más duele a los comerciantes, que todo el mundo se haya olvidado de esta peculiar acampada a pesar de estar en pleno centro de Valencia. «Están enfrente del despacho de la alcaldesa y no se entiende que no haga nada. Soy votante del PP pero en las próximas lo tengo claro, pienso votar en blanco».
Tiendas de campaña, montones de palés de madera, barras de bar donde se ofrece bebida y comida, además de carpas que lucen rótulos de servicios, como si se tratase de una pequeña ciudad. «Se me ocurre llamar a la Coca-Cola para abrir una barra en la tienda y vender bocadillos. No me podrían decir nada, ¿verdad?», dice otro de los comerciantes. Lejos quedan los días de las sonrisas por los lemas colgados con pinzas y escritos en cartulinas. En su lugar, la primera oleada de simpatizantes del movimiento ha sido sustituida, sobre todo por las noches, por grupos de movimientos antisistema e indigentes que duermen en el césped, tocan la guitarra durante todo el día y, eso sí, son puntuales a la hora del reparto de la comida y el agua. «El problema es que todavía hay gente que les trae de todo, y así aguantan».
Por la noche, aseguran algunos testigos, apenas hay una treintena de sacos de dormir en las zonas de campañada. «Los suficientes para mantener el lugar abierto hasta el día siguiente, cuando empiezan a llegar más simpatizantes».
«¿Quién les ha dado permiso para estar aquí?», preguntan una pareja de italianos a una de las comerciantes. El asombro es general entre los clientes de las tiendas, que asegruan haber perdido ventas. Sobre esto hay división de opiniones entre las personas consultadas por LAS PROVINCIAS. Mientras hay casos de «hasta el 70%», otros dicen que no lo han notado.
Cada mañana, miembros de la organización de la acampada hacen una ronda con los comerciantes, para preguntarles si hay alguna queja. Pero el problema llega de los «incontrolados», como dice una señora. «Yo conozco a varios okupas del barrio del Carmen que ahora están aquí de acampada». Los perros sueltos ya forman parte del paisaje de la plaza y se empiezan a ver escenas similares a las calles más degradadas del Cabanyal».
«Hay cosas que no se entienden», dice otra de las comerciantes, al señalar el wáter habilitado en mitad de la plaza del Ayuntamiento. «Han puesto cartones alrededor de un urinario portátil y parece que lo tienen hasta conectado al alcantarillado. El olor es terrible y ayer me picaba todo».
Mientras, integrantes de la acampada se dedicaban a apilar palés en la parte central de la plaza. «¿Para qué quieren eso? ¿Y si se pega fuego?», se preguntaba un vecino, quien comentó también que tienen motores diésel en algunas zonas. «Eso no tiene ninguna garantía». Otra de las personas afectadas por la acampada se muestra muy crítica con el origen de este movimiento, extendido en varias ciudades españolas y que de momento no tiene fecha de caducidad.
«Muchos han venido engañados, los que mueven el cotarro son unos pocos que hacen lo que quieren». En los últimos días se han producido las primeras declaraciones políticas, como la del vicepresidente del Consell Juan Cotino, quien pidió al Gobierno que negocie con los acampados par que se trasladasen y no molestasen a nadie.
Una petición que ha caído en saco roto, a pesar de que se infringuen varias ordenanzas municipales. Así lo recordó ayer el concejal de Policía Local, Miquel Domínguez, quien pidió a los concentrados que las cumplan debido a que se han detectado varias «irregularidades administrativas».
Al igual que el anterior se mostró prudente a la hora de valorar un desalojo. «No quiero decir nada más que hay que intentar regular que la plaza esté un poquito más aseada», No tengo más opinión y si alguien debe tomar alguna decisión es la Delegación de Gobierno, que es quien autoriza las peticiones».
Para hoy se ha convocado una concentración en la calle Colón a las seis y media de la tarde. Más perjuicio para los comerciantes, que tendrán que soportar en hora punta atascos en caso de que los manifestantes salgan a la calzada.
Antes, ayer por la tarde, medio centenar de personas salieron en una marcha por la calle Pintor Sorolla hacia uno de los bancos, donde intentaron romper una de las lunas. Después de esa excursión, volvieron a la plaza.
«Muchos pensábamos que el domingo se iba a acabar esto, pero ahí siguen». ¿Hasta cuándo? Todo depende de lo que se decida en el campamento matriz, en la plaza del Sol de Madrid. «A mí me ha dicho uno que hasta que los tiren».
Y para que tengas una idea de como es la plaza...
Mmmmmmmmmm...que ganas tengo de que preparen las primeras mascletàs...
YouTube - Mascletá plaza Ayuntamiento del dÃa 3 marzo 2011‏