Siete historias protagonizadas por hombres y mujeres colmilludos y que aúllan a la luna; y de muy buen nivel medio. La verdad es que son indiscutiblemente Corben, tanto en el (expresivo) estilo de dibujo –rostros,formas- como el uso del color (cuando acontece, pues algunas solo se encuentran en b&n); y también lo son a nivel temático: hombres lobo peludos y como armarios, y mujeres no menos exuberantes, lo que lleva a un protagonismo especial por el asunto sexual, pero también gusto por la violencia, algunos apuntes sociales y, en general, una generosa dosis de atractivas ideas diseminadas que enriquecen el mito.
Una simple, corta pero simpática y eficaz, sobre una colina donde se “crucifican” diablos y licántropos (
“La colina de los muertos”); una donde ya aparecen en todo su rabioso esplendor las constantes Corbenianas, de contundentes y espectaculares dos últimas páginas (
“La bestia de Wolfton”); una que prosigue en la línea de violenta, primitiva y perversa guerra de sexos (
“El espíritu de la bestia”); la magnífica –geniales dibujos- y casi muda
“Roda y el lobo”, de cabaña de lobo feroz, tribu salvaje y chica huyendo de ambos; la insólita y, apartándose del camino anterior –con Halloween, niños, disfraces y divertido final satírico-
“Cambio a mejor”; y la también diferente
“Caza de pieles”, de historia y tono más clásicos lobos acosando sangrientamente un pueblo invernal, liderados por hermano semihumano, pero muy notable en sí misma. Reconozco que tengo una atracción especial por
“Lycanklutz”, no debe ser objetivo, y me debe influir haberla leído (fue la primera) de crío en un viejo número (creo que) de “Creepy”, pero me gusta mucho su humor (collar de pulgas anti-licántropos y ese final) y la composición de dibujo en cada viñeta me parece de las más deliciosas y elaboradas del libro.