El Ministerio de Sanidad dejó fuera de la fase 1 a buena parte de la Comunidad Valenciana achacando los sospechosos no testados, un argumento que no se sostiene a la luz de los datos publicados
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Si hay una métrica definitiva para comprobar el control del brote epidémico durante la desescalada, es la
tasa de positividad, es decir, qué porcentaje de todos los test que se realizan da positivo. El 31 de marzo, justo cuando España estaba a punto de llegar al pico de nuevos casos y muertes, la
tasa de positividad estaba en un 28,2%, una cifra "
muy alta" según los epidemiólogos. Esto significaba que solo estábamos haciendo test a aquellos pacientes con síntomas claros y dejando sin prueba a todos aquellos con síntomas leves o asintomáticos. Es decir, que
teníamos la epidemia totalmente descontrolada.
Lo normal es que cuantos más test se hacen, más se reduzca esta tasa, y por eso España actualmente
ha logrado rebajarla desde ese 28% del 31 de marzo hasta un 10,59% el 7 de mayo, según
datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y analizados por El Confidencial.
Los datos de la Comunidad Valenciana son de los mejores de España, situándose por debajo de la media, con un 7% de positivos. Muchas de las regiones que han pasado a fase 1 tienen una tasa mayor de positividad: no solo País Vasco, sino también Extremadura, La Rioja y muy particularmente
Aragón, que con un 17% disputa a Cataluña el trono como la peor comunidad en estos términos.
Es curioso, porque Aragón, durante esta epidemia,
no ha destacado por nada especialmente negativo —más allá de la polémica de los contagiados en los mataderos de Binéfar o de las palabras de la consejera de Sanidad, Pilar Ventura, sobre que para los sanitarios era un "estímulo" hacerse sus propios materiales de protección— en cuanto a cifras. Su tasa de crecimiento es discreta, su incidencia acumulada está por debajo de la media española y sus 815 fallecidos la sitúan octava en este macabro registro. Sin embargo,
en una pandemia hay mucho azar pero pocas casualidades. La región presidida por Javier Lambán ha evitado hasta el momento un brote devastador, pero no parece contar con las mejores armas para desactivarlo si ocurriera.
Los datos aportados señalan que la Comunidad Valenciana —que también supera a otras comunidades en fase 1 tanto en tasa de crecimiento como en incidencia acumulada— está haciendo un
trabajo con los test superior a la media española. Mantiene los positivos por PCR por debajo del 8% y los de los test rápidos por debajo del 5%. Para ello, no solamente hay que hacer bastantes pruebas diagnósticas,
también hay que hacerlas bien.
La última palabra la tiene el ministerio, y ya explicaron que es principalmente cualitativa, no hay un umbral de positividad en los test que otorgue o deniegue el paso a la siguiente fase del desconfinamiento. Pero si realmente es por la falta de test a sospechosos,
Ximo Puig tiene razones para estar disconforme con la decisión.