Magnolia dijo:
Doe, dime algo de esto, oiga...
Estoy muy perro para variar, y la verdad no creo que tenga nada que decir que no se haya dicho ya, pero...
Soy otro de los que consideran que es el último clásico del cine americano, con el permiso de Eastwood. Y EL MÁS INFRAVALORADO de la generación de los 70, manda huevos. No hay película suya en que no me deslumbre con su forma de narrar y de planificar (y coincido: ¿hay alguien vivo capaz de sacar ese partido al scope?), y me la sopla que pueda contar 200 veces la misma hawkasiana historia con 200 variantes posibles, siempre me la como.
Desgraciadamente, su carrera quedó marcada por el desastre de
La cosa (que curiosamente se llegó a decir que fue por culpa del trailer), porque estaba destinada a encumbrarle como EL GRAN director de cine fantástico y de terror
de serie A de nuestro tiempo, cosa que nunca ha llegado a ser. Haría bien el señor Shyamalan en tomar buena nota de que cuando trabajas en el fantástico la taquilla hay que cuidarla si no quieres que tu carrera se hunda, por muy genio que seas. De paso, la carrera de Kurt Russell también se truncó ahí, en mi opinión.
Y es que, aunque es verdad que después de esa película su sabiduría siguió intacta y pudo realizar aún recitales más o menos magistrales combinados con algún alimenticio más que decente, su puesto en la industria se fue cuesta abajo. Nunca he sabido cómo encajaba
Christine en ese punto de su carrera, pero a mí me parece a la vez alimenticia y de baja alcurnia.
Starman en cambio es claramente alimenticia, pero claramente mainstream; entrañable y simpaticota.
Big Trouble es una gamberrada genialoide de alguien que precisamente porque no se toma nada en serio puede producir cine seriamente memorable, pero su fracaso comercial acabó de cerrar a Carpenter las puertas de la serie A (a mediados de los 90 tuvo una ligera oportunidad de repunte con películas con algo más de ambición comercial, pero de nuevo se estrelló sin haber despegado). El cine de un autor se resiente cuando el presupuesto y otros condicionantes lo limitan a una serie B con guiones de poco vuelo, localizaciones bajo mínimos y actores absolutamente irrisorios. No es lo mismo no tener ambiciones que no poder permitirte el lujo de tenerlas.
Su carrera pre-Cosa es sencillamente apabullante y poco se puede decir más sobre esas películas (
Dark Star no la he visto aún, también porque siempre he tenido por sabido que su interés es puramente de estudioso), opresivas, adrenalínicas (en el buen sentido del término, porque te ponen al borde de la butaca sin trampas ni explosiones ni montajes frenéticos ni nada), gamberras, algo nihilistas (aunque en el fondo a Carpenter se le note que es un pedazo de pan) y claro, muy hawkasianamente masculinas. Quizá el alma de Hawks sea el que me haga amar
Asalto a la comisaría del distrito 13 y
La cosa sobre todo lo demás. Después de
Big Trouble empieza su etapa de capa caída, y en su momento recuerdo que esas películas (
Están vivos,
El príncipe de las tinieblas) me parecían bodrios. Luego, a partir de haber visto
El pueblo de los malditos (gran remake aunque al contrario que con el de
La cosa no encuentro que tenga más que contar de lo que había en el original) y
En la boca del miedo, pude mirar atrás y redescubrirlas, y comprobar que Carpenter seguía estando ahí, que la cutrez era apenas un envoltorio que dentro conservaba la misma joya. Pero la pobreza de medios, lo limitado de sus ambiciones comerciales y críticas (por no hablar de los actores), no deja de ser un lastre, no nos engañemos. Seguro que si
Vampiros no tuviera a James Woods sería unánimemente considerada la peor peli de Carpenter.
Memorias de un hombre invisible la tengo pendiente de revisión (es de mi época desdeñosa), pero mi recuerdo era de un Carpenter casi sin Carpenter; veremos. Y
Fantasmas de Marte me divierte horrores, pero no deja de ser más de lo mismo, un genio trabajando en condiciones de mínimos. Pero si algo me parece ver en su cine desde mediados de los 80 es una amargura, sin duda debida a la deriva de su carrera. El espíritu mismo de
Escape from LA es pura amargura. como si dijera: "míranos, aquí estamos, obligados a remakearnos a nosotros mismos como última oportunidad para seguir dedicándonos a lo que mejor sabemos hacer"; no es de extrañar que destile tanto cinismo y mala leche.
Y en fin, su situación actual: una vez le ha empezado a fallar la salud, le ha sido imposible poder seguir trabajando incluso con bajos presupuestos. Ojalá no acabe así su carrera, pero es que es una historia muy triste, la verdad.
Ah! Creo que no lo he dicho:
La cosa, de reclinatorio, oiga. Lo que no deja de ser muy cruel: que tu obra maestra te condene; ni con
Ciudadano Kane.