Joer, se me ha cerrado el explorer justo al darle al enviar... repitamos.
Carpenter fue uno de mis ídolos de juventud. He visto todos sus estrenos cinematográficos menos "Dark Star", aunque a partir de los 90 su cine me parece mucho menos interesante, aunque sí estimable. La excepción es "En la Boca del Miedo", que me gustó tanto que prefiero quedarme con el notable recuerdo, por si acaso. Así pues, las que mejor conozco son las primeras, las míticas, pues el resto lo tengo bastante olvidado.
"Asalto a la Comisaría del Distrito 13" me parece la mejor película de Carpenter. Está hecha con dos duros, pero ya con las lentes anamórficas Panavisión que ha empleado SIEMPRE desde entonces. La iluminación ni suma ni resta, pero la clásica puesta en escena de Carpenter, con las lentes gran angular, se basta por sí sola.
"Halloween" posiblemente sea el mejor trabajo de Cundey, sobre todo el material nocturno y el dificil plano con la Panaglide -clon de la Steadicam de Garrett Brown-, muy meritorio en una película de bajo presupuesto, con poca luz y en Panavisión.
"La Niebla" es parecida a "Halloween" en cuanto a calidad, pero vista hoy en día me parece que está más desfasada y es más efectista, por lo que me gusta menos.
"Rescate en NY" es el otro gran trabajo de Cundey para Carpenter, nuevamente, sobre todo, en los exteriores nocturnos, que son muchos. Aquí usaron las lentes Super High Speed de Panavisión para rodar en bajos niveles de luz. Lo mejor pienso que es que junto a los efectos, decorados (Joe Alves) y foto de Cundey, consiguieron que una producción bastante modesta luciese muy bien.
"La Cosa" pienso que es el otro gran film de Carpenter, pero Cundey no está a la altura. Su foto es correcta y está bien en la recta final, pero quitando la puesta en escena habitual en el director, es bastante anónima. Tampoco pido que fuese "Alien" pero... es que es normalita, con oficio y no mucho más.
"Christine" y "Starman" (Donald M. Morgan) las recuerdo en la línea de Dean Cundey en "La Cosa". Es decir, bien, correctas, sin alardes.
Las dos primeras de Gary B. Kibbe ("El Príncipe de las Tinieblas" y "Están Vivos") me parecen cutronas, pero no por Kibbe, sino en todos los aspectos. El resto está mejor, aunque tampoco tienen personalidad más allá de estar rodadas en anamórfico con focales tipo 40mm...
William A. Fraker es el mejor operador que ha trabajado con Carpenter, con bastante distancia sobre Dean Cundey. Pero "Memorias de un hombre invisible" no me gustó la única vez que la ví (C+ en la época del estreno) y no recuerdo nada a día de hoy, foto incluida.
Así que nada, pongo mis anotaciones sobre tres de las mejores películas de este señor:
[align=justify:1yqhupax]COSA, LA (THE THING, JOHN CARPENTER, 1982): Segunda adaptación cinematográfica del relato de John W. Campbell, Jr. -ya llevado al cine en 1951 en la película “El Enigma de Otro Mundo” (dir: Christian Niby, fot: Russell Harlan, ASC)- acerca de un grupo de investigadores aislados en el polo sur que se encuentran con un ser de procedencia extraterrestre capaz de mutar y adaptarse a otras formas de vida. “La Cosa” fue una producción de alto presupuesto de la Universal, la cual intentaba obtener un nuevo éxito en un género puesto de moda tras “Alien”. Sin embargo, la película de John Carpenter, aún teniendo ciertas similitudes temáticas con la de Ridley Scott, apuesta decididamente en todos los aspectos por una estética mundana y cercana al espectador, en contraposición al mundo distante y futurista recreado por el director británico. Por ello, a pesar de algunas localizaciones muy vistosas en Alaska y la Columbia británica, en grueso del film está rodado en convincentes interiores de estudio que recrean la base de investigación, en los que Carpenter ejecuta su tradicional y económica puesta en escena con su sabio manejo del encuadre de Scope, objetivos gran angular y puntuales travellings de Steadicam, confiando en los efectos visuales de Albert Whitlock y en el sensacional maquillaje de Rob Bottin para impresionar al espectador.
En la dirección de fotografía contó una vez más con Dean Cundey [ASC] -en el cuarto de sus cinco trabajos conjuntos-, y el futuro colaborador de Robert Zemeckis y Steven Spielberg ejecuta un trabajo competente y adecuado, aunque raramente brillante. Más allá de algunas tomas exteriores que abren la película, el grueso de la misma transcurre en interiores mundanos no demasiado interesantes, en los que el operador ejecuta una iluminación mixta, ya que por un lado ilumina los decorados con luces presentes en pantalla y al mismo tiempo siempre reserva una fuente directa para cada actor, por lo que a pesar del buen aspecto del film, la sensación de oscuridad es menor que de haber existido grandes zonas de penumbra, con los personajes menos iluminados y un mayor número de siluetas en pantalla. Además de algunas mezclas de colores bastante logradas –especialmente cuando aparecen simultáneamente rostros iluminados por llamas y fondos azules que simulan la noche de la Antártida- lo mejor de la fotografía son las clásicas y cuidadas composiciones del director, aprovechando todo el ancho de la pantalla en planos estáticos o mediante cuidados movimientos de cámara, llegando a utilizar lentes bifocales (Split-diopters) para mantener enfocadas acciones en primer y segundo término en una misma toma, dada la escasa profundidad de campo fruto del rodaje con objetivos anamórficos casi a máxima apertura (T/2.8). Cundey únicamente se lanza a llevar a cabo una iluminación más sugerente y arriesgada en la recta final, en la que las luces presentes en pantalla simulan ser la procedencia de la luz y la oscuridad se apodera de los actores y el decorado, de forma que la atmósfera y el interés aumentan significativamente.
Por consiguiente, “La Cosa” cuenta con una fotografía que cumple sobradamente con sus propósitos, pero si Cundey hubiera ido un poco más allá en sus planteamientos podría haber sido todavía mejor, acercándose a sus primeros y más logrados trabajos con el director neoyorquino. Kodak 5247 (125T). Objetivos anamórficos de la serie C de Panavision.
HALLOWEEN (JOHN CARPENTER, 1978): Primero de los cinco trabajos de Dean Cundey [ASC] para John Carpenter, en una película de bajísimo presupuesto –trecientos veinticinco mil dólares- que supuso en enorme éxito sorpresa consagrando a ambos cineastas. La historia, muy imitada después, es simple pero efectiva; un asesino que escapa de un manicomio vuelve justo tras quince años –en la noche de Halloween- al pueblo donde mató a su hermana para hacer lo mismo con otras muchachas que cuidan a niños mientras los padres de éstos están fuera. La primera parte de la película transcurre en exteriores diurnos que simulan calles de un pueblo del estado de Illinois pese a estar rodadas en primavera y además en California, para lo cual, además de añadir y pintar hojas marrones en las aceras, Cundey las rodó con cielos nublados en la medida de lo posible o sobreexponiéndolos ligeramente, de manera que quedan casi en blanco y simulan un clima algo más frío. En dichas escenas destacan las amplias tomas con grandes composiciones de imagen y los abundantes travellings, que hacen que el film tenga un empaque muy superior al que su presupuesto haría suponer.
Pero donde la puesta en escena de Carpenter y el trabajo de Cundey más resaltan es en las escenas nocturnas, que ocupan toda la segunda parte del film, y en las que destaca sobre todo la perfecta recreación –aún con un realismo más cinematográfico que un naturalismo estricto- de los efectos lumínicos de la noche en los interiores, pues a través de ventanas o luces con filtros azules penetra en las casas la luz del exterior, la luz de la amenazadora noche del “hombre del saco”, en un claro contraste con la relativa seguridad que proporciona a nivel emocional la cálida iluminación de los interiores, principalmente basada en lámparas integradas en los decorados. Y en los exteriores nocturnos, aún abarcando con frecuencia grandes espacios, Cundey utiliza el mismo concepto iluminando fachadas o calles –y no a los actores- a base de una gran fuente de luz –con el pertinente tono azulado- que permanece siempre alejada y fuera de cuadro. Pese a algunos ligeros problemas (alguna luz sobreexpuesta o demasiado evidente) el film posee numerosísimas virtudes (iluminación de exteriores e interiores nocturnos, trabajo de cámara, grandes angulares) que se resumen a la perfección en el prodigioso plano-secuencia inicial: el asesinato de la hermana en un plano subjetivo del asesino, rodado con la cámara Panaglide –clon de la Steadycam- y perfectamente coreografiado pese a las grandes dificultades para mantener el enfoque.
Una fotografía estupenda en definitiva y un perfecto ejemplo de cómo una película rodada con pocos medios, de noche y en el dificil formato anamórfico puede tener un aspecto magnífico. Panavision.
NIEBLA, LA (THE FOG, JOHN CARPENTER, 1980): Segundo trabajo de Dean Cundey [ASC] para John Carpenter, en una nueva incursión de ambos cineastas en el género que los llevó a la fama dos años antes con “Halloween”. Contando con un presupuesto mayor que en aquélla y mayores medios de producción, de la fotografía de “La Niebla” destaca una vez más –como en todo el cine de su director- la elección del formato panorámico anamórfico, a pesar de la escasa sensibilidad de la única emulsión de la época (Kodak 5247, 125 ASA) y de tratarse de una película de ambientes y exteriores nocturnos.
Cundey y Carpenter inician en el film con una escena a medianoche en la playa –con un viejo marinero narrando una historia de terror a la luz de una hoguera- que resume muy bien su puesta en escena a lo largo de todo el film; un aproximamiento esencialmente realista en la iluminación simulando el fuego, pero también con la presencia de luces fuera de pantalla con las que matizar las imágenes (en esa escena concreta, luces azuladas fuera de campo simulando la luz de la luna, que al mismo tiempo sirven para separar a los personajes del fondo), objetivos a aberturas de diafragma relativamente grandes para poder utilizar bajos niveles de iluminación y sobre todo el elegante y vistoso uso del ancho de la pantalla, a menudo mediante movimientos de Steadicam. Mediante estos elementos, al igual que en “Halloween”, Cundey crea atmósferas inquietantes e imágenes de un mayor calado del que cabría asumir por el ajustado presupuesto de la producción, aunque en esta ocasión ni la dirección ni sobre todo la endeblez de la historia estén a la altura de las circunstancias.
Por todo ello, curiosamente, lo más recordado de la fotografía de “La Niebla” puede que sean también sus bonitas vistas diurnas de la costa Californiana, pero sobre todo la visualización de la llegada de la niebla y los hombres que se esconden tras ella, mediante hábiles contraluces que impiden vislumbrar sus formas y sus rostros, creando así no sólo imágenes interesantes sino una sensación tan fantasmagórica como de amenaza real tras ella. Panavision.[/align:1yqhupax]