Bueno, Lovekraft, la justificación no creo que sea esa, dicen que pueden expandir la gramática audiovisual, hablan de utilizar los fogonazos de las escopetas para la iluminación de la escena (que también se puede falsear, pero si aplaudo la decisión de Kubrick en Barry Lyndon la aplaudo aquí también), etc.
Yo no creo que hoy en día se rodara "La puerta del cielo" con croma. Tampoco pienso que esas películas de las que hablas se hayan rodado así por decisiones económicas o de pereza (muchas otras sí lo hacen por esto, pero su complejo de culpa les lleva a disimular al máximo sus cámaras DV del todo a cien, como en los rollazos amateur que nos traen de vez en cuando, "Buscando un beso a medianoche"). Tenemos mil directores que ruedan en 35 mm, cuidando hasta el mínimo detalle las decisiones de iluminación y óptica. Y los productores consienten en pagarle a Cuarón lo necesario para hacer los planos secuencias que se hizo en "Hijos de los hombres", por poner un ejemplo. Como tú dices, son superproducciones, hay pasta.
El debate entre fotoquímico o digital a mí no me interesa demasiado, mañana mismo se reducirá a la diferencia entre la textura 35mm y la textura 34mm del digital (como Soderbergh, que utiliza la Red One como si fuera una de 35). Pero hay otra gente, como los que dices, Rodríguez, Mann, Neveldine y Taylor, Lynch como caso extremo ("cuando la imagen da esa sensación de pobreza, tienes muchas más razones para soñar") que quieren utilizar las posibilidades del digital para cambiar de alguna manera la dirección de la fotografía en vez de optar por el continuismo en la estética (conseguir profundidad de campo con la luz como Tolland).Por supuesto que Sin City se podría haber hecho sin cromas, y seguramente hubiera sido una película mejor. Pero es imprescindible en esa visión de Rodríguez, en su idea de la adaptación, que a ti y a mí nos parece horrorosa, pero se debe a su decisión artística. Dudo mucho que los productores, habitualmente tan conservadores, se pusieran contentísimos cuando les dijeran que Bruce Willis y Rourke estarían perdidos entre cromas, por mucho que se aligeraran gastos.
Nos gustará más o menos. Yo he sido el primero en ver el trailer de Public Enemies y decir: "pero cómo canta el digital en los años 30, me va a sacar continuamente". También me imaginaba que si la narrativa era lo suficientemente potente me olvidaría de eso y me centraría en sus ventajas, como así fue, y ya he comentado lo impresionado que me dejaron esos fogonazos de luz que acercan a Mann a lo más experimental del cine contemporáneo,
ejemplo.
A mí las pelis de croma verde no me gustan, pero como entiendo que abren muchos campos estéticos, no las criticaría. En cambio, lo de Lynch, Mann, y esa gente que con el digital está bastardizando tanto la imagen me parece bastante interesante, aún con el rechazo inicial que le reconozco. Imagino a los cinéfilos de los 50 cuando apareció À bout de souffle, o a lo que dirían los espectadores con criterio al ver las ochocientas aberraciones de las French Connection. Coutard, Roizman o Claude Renoir ya sabían fotografiar de lujo igual que Lynch y Mann saben iluminar noches estupendísimamente sin necesidad de subir la sensibilidad digital a 1600. Pero algo querrán decir si lo hacen así. Todos probaron y prueban nuevas formas, nuevos métodos, aún a costa de ensuciar la imagen, de elegir otra estética chocante. A nosotros nos cuesta como espectadores ahora, igual que les costaría a los espectadores de hace 60 años saber abstraerse de ciertas cosas. ¿No dirían los montadores de la época que con À bout de souffle triunfaba la vagancia y la dejadez en su oficio? ¿No triunfan hoy en día en la Industria ese tipo de montajes sin raccord?