JOHN CARTER
En el caso de
John Carter nos encontramos con Disney detrás del salto al cine de imagen real de Andrew Stanton, director de
Buscando a Nemo y
WALL-E para Pixar. La película, que adapta un clásico de la ciencia ficción escrito hace 100 años por Edgar Rice Burroughs, pretendía ser uno de los pelotazos del año, pero a Disney se le ha descontrolado hasta tal punto que ahora parece destinada al fracaso.
Lo que comenzó como una producción de 200 millones de dólares, se ha ido hasta casi los 300 millones. En Disney se lo pueden permitir hasta cierto punto, pero una situación así hundiría a cualquier otro estudio, ya que, para empezar a ver beneficios, tendrán que recaudar de 700 millones para arriba; y teniendo
Avatar tan reciente, puede que el público esté saturado de historias épicas de ciencia ficción en 3D.
A Stanton, comentan, se le dio vía libre para aplicar su visión, sin ningún tipo de restricción, ni nadie que le pusiera trabas; pero su falta de experiencia en este nuevo formato le pasó factura. El director, acostumbrado al entorno de la animación de Pixar, donde las cosas no se hacen hasta que están perfectamente calibradas, se encontró en un nuevo medio que él mismo describe como
“natación sincronizada con portaaviones”, en unas declaraciones a
The New Yorker que podéis encontrar transcritas en
The Playlist.
En diciembre de 2010 terminó el primer montaje, una versión de 170 minutos que mostró a la gente de Disney y Pixar, con resultados no demasiado esperanzadores, ya que lo que se vio fue, en palabras de los asistentes, una historia
“confusa y con personajes poco atrayentes”. Tras tomar las pertinentes notas, Stanton comenzó a repensar por completo la película, diseñando y escribiendo nuevas secuencias que rodaron en abril del año pasado. Las regrabaciones duraron dieciocho días y son, junto a su extenso proceso de postproducción, lo que ha disparado el presupuesto final de la cinta.
Por suerte, comentan que el nuevo montaje, cercano a las dos dos horas de duración, solventa muchos de los problemas que tuvo en principio la película y las reacciones en diversos pases con público han sido especialmente entusiastas; el marketing que hemos visto hasta ahora parece no ser una representación fidedigna de la gran escala de aventuras y acción de la película, ni de sus momentos más divertidos o emotivos. Puede que Disney no salve los costes, pero parece que Stanton ha salvado
John Carter gracias a ese tiempo extra para reorganizar sus ideas.