Estos días se está grabando en mi barrio (el de nacimiento, el de adopción está a tres kilómetros), la película "
Vitoria, 3 de Marzo".
Cuando ocurrieron los hechos narrados, yo no tenía todavía 6 años. Aún así, tengo vagos recuerdos del miedo que pasó mi madre y la celeridad con la que cerró las ventanas, y la angustia por saber dónde y qué estaría haciendo mi padre. Si os digo la verdad, ni a uno ni a otro les pregunté nunca nada sobre ello, así que son pocos recuerdos y de poca calidad.
Cuando murió Franco, yo tenía cinco años.
Hace unos años, a mediados de los noventa, a un
terrorista le explotó la carga que llevaba encima en pleno centro de Vitoria. En esas fechas, mi hermano estaba haciendo el servicio militar en uno de los dos objetivos barajados por las autoridades.
A estas dos acciones hay que sumarles las decenas de atentados, cientos de manifestaciones y miles de declaraciones que tuvimos que sufrir muchos vascos (y Álava en menor proporción, con total seguridad, que Vizcaya y Guipúzcoa). Y eso, sin perseguirlas ni estar "dentro del mundillo". De hecho, muchas manifas te las encontrabas en "El Casco", que era (y sigue siendo), la zona de poteo de los jóvenes.
Al igual que al autor del artículo, me resulta incluso ofensivo que chavales (y no tan chavales), que han nacido, vivido y que, probablemente, mueran con mucha más libertad, derechos y seguridad de las que disfrutamos generaciones anteriores, hablen de fascismo, Franco, y el Cristo que lo fundó, con esa ligereza. No puedo con ello, la verdad.
Saludos.