Los fantasmas de Ismael, de Arnaud Desplechin
Un cineasta (Mathieu Amalric) vive atormentado por el recuerdo de su esposa (Marion Cotillard), que desapareció sin dejar rastro décadas atrás. Cuando por fin empieza a rehacer su vida con otra mujer (Charlotte Gainsbourg) la esposa reaparece, poniendo su existencia patas arriba de nuevo.
He aquí una película que es como tres o cuatro películas en una sola. Una auténtica ida de olla sin orden ni concierto, puro capricho y ausencia de rigor por parte del tal Desplechin, que mediante el personaje (probable alter-ego) de un cineasta parece querer plasmar a lo bruto sus neuras personales. Por no tener, esto no tiene un tono definido; drama típicamente francés en torno a tres sujetos muy bohemios y sus relaciones amorosas a la orilla del mar (más o menos la primera media hora), una cosa de espionaje digna de Mortadelo y Filemón (el guión que está él escribiendo), otra de un señor viejo que también hace cine y también sufre mucho... semejante caos narrativo, cual reflejo del caos creativo y personal del protagonista, no estoy seguro de que funcione en absoluto. O cuanto menos he esperado “algo” que diera sentido al percal, pero ese algo nunca ha llegado.
Al menos Marion se marca un escultural desnudo, para quien le interese el dato, y eso que te llevas. Lo de que la Gainsbourg sea astrofísica es algo que no se le ocurriría ni al peor (ya es decir) Médem. Creo que la idea central es la pérdida, la ausencia, conjurar los fantasmas del título, una especie de terapia personal hecha cine, aunque ni de eso estoy seguro. Más parece un ejercicio de onanismo mental, con saltos muy gratuitos de unos personajes y situaciones a otros, por no hablar de unos recursos visuales utilizados aparentemente sin rigor; unos fundidos circulares (menuda cursilería) que representan ¿puntos de vista?... una música de violines cuando le sale del orto (que esa es otra, un concepto de drama consistente en gente chillando y rompiendo muebles), unos fundidos en mitad de una conversación... incluso momentos de aparente ruptura de la cuarta pared.
Total, que ésto no es para mí y no he entendido un carajo... aunque me iba a tomar unas copas con el Arnaud éste sin dudarlo un segundo.
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