¿Qué tal te fue el Maratón
@Esquimal? ¿contento?
Pasé la peor noche previa de todas las maratones que he hecho hasta ahora. A la 1:30 de la noche me desperté entre sudores, con el estómago revuelto y náuseas. Los nervios me estaban jugando una mala pasada. Demasiada presión.
Hacía de liebre para mi mejor amiga en su primer maratón e intentaríamos ir a por las 4 horas. Mucha responsabilidad y a mi cabeza no hacían más que venir los recuerdos de mis rampas en Castellón y el miedo a fallarle.
Salimos según lo planeado, con un ritmo constante de 5:25-5:30 y regulando en las subidas. Todo va perfecto y Vero hace buena cara. Yo me encargo de absolutamente todo. Llevo durante toda la carrera una botella de agua en la mano y le voy haciendo beber, me adelanto en los avituallamientos y le cojo el isotónico y trozos de plátano. Le voy diciendo cuando tomarse los geles y la pastilla de sales y voy dándole ánimos de vez en cuando diciéndole lo bien que lo está haciendo. Ella "sólo" tiene que preocuparse de correr a mi lado sin separarse de mí.
Al pasar el 25 bajo un puntito porque llevamos margen para ello y seguimos sin parar a buen ritmo. El muro no está ni se le espera. Llegamos al 40, el Paralelo, dónde están los "walking dead". Entonces ella me recuerda las muchas veces que hemos pasado entrenando por ese exacto punto, que yo le decía que llegaríamos de puta madre y empezaríamos a adelantar gente a lo loco porque habíamos entrenado muy bien estos últimos tres meses, y que se ha acabado cumpliendo como le prometí. Me dice lo mucho que me quiere, que soy como un hermano para ella y nos ponemos a llorar como unos idiotas.
Nos secamos las lágrimas, pegamos un cambio de ritmo y hacemos un último kilómetro de ensueño cepillándonos a todo bicho viviente al que damos caza. Nos cogemos de la mano, levantamos los brazos y cruzamos meta en 3:56:55. En ese momento nos fundimos en un abrazo que recordaremos el resto de nuestra vida.
Tiene cojones que hayan hecho falta 9 maratones y correr con esta responsabilidad a mis espaldas para hacer la carrera de una puñetera vez sin parar de correr desde la salida hasta la meta. Ahora si que me he sacado la gran espina que tenía con los maratones. A pesar de haber corrido media hora más rápido el año pasado tengo la certeza de que el maratón de ayer ha sido mi mejor carrera sin lugar a dudas. Control absoluto de la situación, de los ritmos y del tempo de la carrera. Definitivamente en la maratón la experiencia es un grado.
Y en noviembre a Valencia, a arriesgarlo todo en busca de una nueva MMP.