Por fin era 25 de junio, el día del que sería mi primer triatlón. Era algo que por unas cosas u otras había aplazado un año pero ya no había vuelta atrás. De nada servía lamentarse por la mala suerte que había tenido al hacerse una raja en el neopreno y de que llevara casi un mes en Alemania. Tendría que nadar en tritraje y tocaba mentalizarse de que la cosa iba a estar complicada.
Verònica, Carolina y un servidor nos hemos pegado un buen madrugón. A las 5:30 diana y a las 6:45 partíamos hacia Calella con las bicis en el porta. Lo miraba de refilón por el retrovisor del coche porque no acababa de fiarme. Vero no hace más que decir que llegamos tarde hasta que el GPS da su brazo a torcer y nos muestra la ruta correcta al ver que paso de él. Vamos en hora.
Llegamos a Calella y ponemos las bicis a punto. Comprobación de las presiones de los neumáticos y del cambio de las bicicletas. Todo en su sitio. A las 8 nos dirigimos a recogida de dorsal así que tenemos una hora hasta la salida.
Vamos a por el chip y viene el disgusto del día. Vero no se ha traído el chip amarillo pensando que la organización le dará uno como le pasó en el tri de Barcelona y una jueza de la federación le dice que estará descalificada (al final aparecerá como no presentada) pero que lo puede hacer. Mazazo brutal. A ver con qué ánimos sales tú a competir después de que te digan eso justo media hora antes de empezar.
Nos dirigimos a box a dejar las cosas y por suerte tenemos dorsales consecutivos y estamos juntos. Vamos preparando las cosas y por si no teníamos bastante empieza a llover. Vero que se siente insegura con la bicicleta por la mecánica (el por culo que nos ha dado el variador del plato) se pone más nerviosa con el pensamiento que con la lluvia la carretera va a estar más peligrosa.
Me está poniendo nervioso por momentos. La ayudo a ponerse el neopreno y le doy un abrazo para intentar tranquilizarla. Le digo que no se preocupe, que si tiene que ir muy despacio con la bici pues se va despacio y punto pero que no arriesgue lo más mínimo. Y que ya que el tiempo que haga no va a constar en ningún sitio que intente disfrutar lo máximo que pueda.
Vamos hacia la playa y nos juntamos con Óscar. El saldrá en mi cajón en el que será su segundo triatlón. Me meto en el agua con Vero para comprobar la temperatura y me cago en todo. La cabrona está fría, pero fría de verdad. Nos hacen salir a todos y tomamos posiciones. Vero sale en la segunda ola con el resto de mujeres y Oscar y yo en la tercera, con los hombres no federados. Nos colocamos detrás para evitar codazos y empujones. Nos damos la mano para desearnos suerte y dan la salida.
Comienzo a nadar muy acelerado y me falta el aire. Al poco miro hacia atrás y casi no hay nadie. Al menos no me he llevado ningún golpe. Comienzo a recordar los entrenos en el Club Esportiu Mediterrani y empiezo a echar el aire bien, por la nariz. Me tranquilizo y empiezo a nadar a un ritmo más pausado, deslizando más los brazos. Ya respiro con tranquilidad y voy directo hacia la primera boya a un ritmo lento pero sostenido. Al llegar empiezo a adelantar a alguna chica que nada de espaldas. Cuando me quiero dar cuenta estoy en la segunda boya así que me digo que ya está hecho, ahora sólo queda dirigirse de vuelta a la playa. Llego en un pobre tiempo de 18 minutos pero ni en mis mejores sueños habría imaginado ese crono. De hecho Carol se sorprende al verme salir del agua ya que el objetivo era que no me cogiera el corte de la media hora.
Corro hacia box y allí está Vero a punto de salir. Se alegra de verme tan pronto fuera del agua y sale disparada con la bici. Me seco los pies y me pongo los calcetines y las zapatillas. Me coloco el casco ante la atenta vigilancia de un juez de la organización y trinco el hierro. Tiene cojones la cosa. Creo que soy el único de toda la competición con una bicicleta de acero.
Paso la marca y me monto de un salto en la bici. Comienzo a pedalear a todo lo que doy y empiezo a estar en mi salsa. Toca dar 3 vueltas a un circuito toboganero muy puñetero hacia Sant Pol de Mar por la N-II y con todo el suelo mojado pero voy con el cuchillo entre los dientes, no me pienso guardar nada. A los 2km adelanto a Vero y le doy muchos ánimos. Estoy pasando a bastante gente y estoy disfrutando como nunca lo había hecho en mi vida yendo a tope arriesgando en las bajadas y levantándome para ir a muerte con el plato grande en las subidas. Hacía tiempo que no me divertía tanto y eso que el terreno está muy peligroso como me confirmó Carol, que se ha puesto perdida porque no llevaba paraguas, al comentarme que había visto a bastante gente caerse por la lluvia.
Llego de nuevo a box y bajo de la bici a toda leche. Ni en los mejores tutoriales de youtube veréis a nadie bajarse con tanta clase de la bici en marcha
. La cuelgo, casco fuera, giro de dorsal y salgo disparado a por el sector de carrera. Venga Raúl, que esto es lo tuyo me repito.
Confirmado. La gente en la carrera va muy lenta. No es una sobrada, ya me lo dijo Orozco y aquí pude corroborarlo. Creo que no me adelantó absolutamente nadie en las 3 vueltas de este sector y yo no hacía más que ganar posiciones. Ritmo de 4:15 constante y con la sensación de que podía ir más rápido pero no quería arriesgar porque los gemelos iban avisando. Poco antes de acabar la segunda vuelta me cruzo con Vero, que ya ha acabado el sector de bici, lo que me deja ya tranquilo al ver que está bien. Alcanzo a Oscar, le paso y encaro la última vuelta con muchos ánimos.
Pues nada Raúl, que aquí llega tu gran momento. Brazos en cruz, cara de absoluta satisfacción y fotaza de recuerdo para enmarcar para mi primer tri, el primero de muchos. El tiempo, 1:25:23 es lo de menos, pero me mola eso de haber bajado de la 1h30.
Voy a por Carol para ver llegar a Vero que viene corriendo con una muy buena postura. Se nota que ha acabado bien y que podría haber hecho mucho mejor tiempo. Si no le hubiesen dado el bajonazo antes de empezar quién sabe el crono que habría hecho. Sin duda habrá más ocasiones de averiguarlo, porque esto no ha hecho nada más que empezar…