La gente es generalmente gilipollas.
No basta con apelar al sentido de la responsabilidad, porque la gente no sabe lo que es eso. Es necesario establecer restricciones, horarios, prohibiciones y sanciones. Y si se quejan, que se quejen.
Un ejemplo: el sector del ocio nocturno se ha pasado meses llorando por el cierre de sus locales, asegurando que son seguros y reclamando su reapertura. Finalmente, y ante la mejora de la situación, se acuerda que puedan abrir con una serie de condiciones: menor aforo, distancia, mascarilla y un registro de los clientes para facilitar un eventual rastreo de los contactos en caso de infección.
Días después, cuántos de esos locales nocturnos cumplen las normas?
Yo lo tendría clarísimo: el lunes por la mañana enviaría a la guardia urbana a pedir los listados de asistentes. Y si no los tienen, cierre temporal del local.